jueves, marzo 6, 2025

¿Sabes realmente de dónde viene el agua que consumes?: Somos PURA

CIUDAD DE MÉXICO.- Cada gota de agua que sale de la llave ha recorrido cientos de kilómetros. Ha cruzado océanos, se ha precipitado desde las nubes, dormido en glaciares por siglos y fluido a través de ríos y acuíferos subterráneos antes de llegar a tu hogar. Sin embargo, la tratamos como si fuera un bien inagotable. Pero, ¿qué pasaría si un día simplemente dejara de llegar?

“Aunque el planeta parece estar cubierto de agua, menos del 1% es realmente apta para el consumo humano. Cada gota que llega a nuestras casas ha viajado durante miles de años, dependiendo de procesos naturales y de una infraestructura compleja para su captación, almacenamiento y distribución”, advierte Lucas Barrionuevo, Cofundador de Somos PURA, empresa especializada en purificación de agua.

Una molécula de agua puede tardar 3,000 años en evaporarse de los océanos, convertirse en nubes y luego precipitar como lluvia en un proceso que dura algunos días. Esta agua se filtra en el subsuelo, alimenta ríos o lagos y, finalmente, es captada para el consumo humano.

Pero estamos alterando este equilibrio. Leandro Barrionuevo, también Cofundador de Somos PURA, señala un problema crítico: la sobreexplotación de los acuíferos profundos. “Antes, dependíamos de ríos y lagos, pero el crecimiento de la población nos ha llevado a extraer agua de fuentes subterráneas que tardan entre 200 y 300 años en regenerarse. El problema es que estamos extrayendo más rápido de lo que la naturaleza puede reponer”, dice.

Además, el agua no sólo enfrenta el desafío de la escasez, sino también el de la contaminación silenciosa. En su viaje, es vulnerable a un cóctel tóxico de contaminantes, entre los que destacan los microplásticos, sustancias químicas industriales y residuos urbanos. Por ejemplo, los PFAS, conocidos como los ‘químicos eternos’, han sido detectados incluso en el Himalaya y los Andes.

El cambio climático y la deforestación también están jugando un papel destructivo, alterando los patrones de lluvia y reduciendo la capacidad del suelo para absorber y filtrar el agua. No es solo un problema de cantidad, sino también de calidad. El agua que llega a nuestras casas no siempre es segura y, en muchos casos, necesita un tratamiento adicional para ser apta para el consumo humano.

El costo invisible del plástico: una carga que recae en las mujeres

Por otra parte, el acceso al agua sigue siendo una labor invisibilizada que recae principalmente en las mujeres, quienes dedican horas semanales a garantizar este recurso para sus familias. Según el INEGI, el trabajo no remunerado representa el 25% del PIB, y el agua está en el centro de estas tareas de cuidado y alimentación. Sin embargo, la dependencia del agua embotellada en garrafones de plástico no solo refuerza esta carga, sino que también tiene un impacto ambiental devastador.

“El uso masivo de garrafones plásticos perpetúa un ciclo dañino que afecta la salud y el medio ambiente. Estudios han demostrado que estos envases liberan microplásticos y sustancias tóxicas como los PFAS, incluso en productos considerados seguros. Además, la producción de plástico tiene una huella hídrica desproporcionada: fabricar un solo kilogramo requiere hasta 2,000 litros de agua, exacerbando la crisis de escasez del recurso”, explica el Cofundador de Somos PURA.

Desafío de llevar agua potable a millones

El acceso al agua potable no es un accidente; es el resultado de una infraestructura monumental que la filtra, purifica y transporta hasta nuestras casas. Desde los acueductos de los romanos hasta las modernas plantas de tratamiento, la humanidad ha perfeccionado su ingeniería.

“Hoy en día, los sistemas de tratamiento recrean lo que ocurre en la naturaleza. Es decir, el agua fluye como en una cascada, permitiendo que las partículas se asienten y el líquido se limpie. Sin embargo, esta infraestructura es costosa y muchas comunidades aún carecen de ella, lo que deja a millones de personas expuestas a enfermedades transmitidas por agua contaminada”, comenta Lucas Barrionuevo.

El agua no solo es esencial para beber, sino también para la agricultura, la industria y hasta el mundo digital. El 70% del agua mundial se destina a la agricultura, pero la industria tecnológica también consume cantidades importantes.

“Por ello, este 22 de marzo, Día Mundial del Agua, es nuestra oportunidad para reflexionar sobre el consumo y tomar medidas urgentes. Necesitamos cambiar nuestra mentalidad. No se trata solo de cerrar la llave mientras nos cepillamos los dientes, sino de repensar cómo la usamos en todos los ámbitos de nuestra vida. El agua es limitada y, si no la protegemos, el futuro podría estar más seco de lo que imaginamos”, concluye Lucas Barrionuevo.
AM.MX/fm

 

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