martes, abril 16, 2024

Reviven los juegos de pelota en la CDMX

CIUDAD DE MÉXICO, 30 de julio (AlMomentoMX).- Antes de la conquista de los españoles el juego de pelota fue en épocas prehispánicas un ritual practicado en distintas regiones del centro y el sur del país. Ahora, en la Delegación Azcapotzalco se ha revivido esta práctica con la intención de seguir su mismo fin y re-articular las tensiones del cosmos.

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En Azcapotzalco algunos miembros de de la comunidad e instituciones de gobierno se organizaron para recuperar un basurero y replantearlo como espacio público, convirtiéndolo en una cancha urbana de juego de pelota, disponible, especialmente para los jóvenes habitantes del municipio que está muy afectado por la violencia social.

El objetivo es tejer un sentido comunitario entre jóvenes propensos a participar en actos de violencia haciendo una invitación para conectar con el propio cuerpo. El acto implica llevarse a uno mismo a límites inesperados, porque, metidos en su papel, los jugadores imitan muchas de las reglas tradicionales: la pelota se bendice con copal y el ejercicio se musicaliza con instrumentos tradicionales. Por su parte, el juego es bajo pleno sol y los chicos van descalzos o en huaraches, vestidos apenas con una especie de taparrabos largo, con el torso descubierto. Los movimientos se limitan a golpes con cadera, codos y glúteos y la pelota, pesada y de hule, tiene que tocar o atravesar alguno de los aros laterales para hacerle sumar a cada equipo de 5 integrantes algunos puntos.

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La única regla que no se mantiene es la de los sacrificios. Nadie muere perdiendo en este juego de pelota citadino, pero sí se permite sublimar, a través del esfuerzo y el compromiso con el rito, un poco de furia, algunas pasiones efervescentes y también la violencia. Antes el juego de pelota servía en sustitución de la batalla, como medio para resolver disputas, especialmente territoriales. Quien perdía era sacrificado y quien ganaba obtenía gloria eterna.

Cada detalle era (y es) simbólico. La cancha representaba el cielo y lugar donde se disputaban las fuerzas de la luz y la oscuridad; de distintas maneras, según distintas tradiciones, pero jugar siempre implicaba reorganizar esa tensión y quien lo hacía se estaba sometiendo a ser parte de esta “representación” que culminaba con un destino nuevo: el de la vida o la muerte.

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AM.MX/vgs

 

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