
RÍO DE JANEIRO, 3 de junio, (Al Momento Noticias).- Con el propósito de crear una buena imagen ante el mundo y los turistas que asistirán al Mundial de Fútbol, han resurgido los “Escuadrones de la Muerte” en las principales ciudades donde se realizarán los partidos del mundial.
Los “Escuadrones de la Muerte” –generalmente integrados por agentes y ex agentes policiales– son un fenómeno recurrente en Brasil, donde suelen ser pagados por comerciantes para eliminar a indigentes y chicos que viven en las calles. Esos grupos que habían nacido en los años de Carlos Lacerda, se hicieron conocidos internacionalmente cuando en 1992 un escuadrón mató a ocho niños que dormían en el portal de una iglesia en Río de Janeiro.
En 2014, Mikkel Keldorf , un periodista danés cuyo sueño era cubrir la copa del mundo a realizarse en Brasil, ha declarado públicamente que en Fortaleza (una de las sedes del mundial) están matando niños para desaparecerlos de las calles y así limpiar a Brasil durante el mundial de futbol y no ocasionarle problemas a los numerosos turistas que se darán cita a la justa.
El equipo de la Secretaría de Derechos Humanos del gobierno federal de Brasil denunció que “existe un movimiento de exterminio” de gente en situación de calle en la ciudad de Goiania (capital del estado de Goiás, que rodea el distrito federal de Brasilia) por parte de “escuadrones de la muerte”.
La matanza sistemática de indigentes reaviva un drama de viejas raíces e hizo que activistas de los derechos humanos y algunos cuadros policiales se hayan comprometido públicamente a investigar hasta individualizar a los instigadores de los asesinatos.
Esta vez, una sociedad habituada a la violencia pareció salir de su indiferencia cuando la televisión mostró las impactantes imágenes captadas por las cámaras de seguridad de un comercio de esa ciudad centro-occidental, en las que se ve la brutalidad con que fueron asesinadas a golpes dos personas, una de ellas un niño de 11 años.
En otras imágenes, un hombre que se trasladaba en una motocicleta se acerca a una persona que está durmiendo en la calle y le dispara dos tiros antes de alejarse. Un total de 27 indigentes han sido asesinados en los últimos ocho meses en Goiania. Con una población de 1.5 millones, la ciudad situada 200 kilómetros al sur de Brasilia es la capital del estado de Goiás, un importante centro de producción agrícola y ganadera.
“Informo que una delegación de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación acompaña in loco esta situación en Goiania. El equipo estará en la ciudad para seguir las investigaciones y exigir la identificación y el castigo de todos los involucrados”, dijo la ministra de Derechos Humanos, Maria do Rosário Nunes.
En un comunicado divulgado en Brasilia, la ministra señaló que “estos crímenes no pueden quedar impunes, pues se trata de acciones de una brutalidad sin límites y de una verdadera afrenta a los derechos humanos”.
El equipo enviado a acompañar las investigaciones está encabezado por Biel Rocha, secretario de Promoción y Defensa de los Derechos Humanos, ya había advertido que en Goiania “existe un movimiento de exterminio de la población en situación de calle”.
El funcionario agregó que la investigación pretende determinar si se trata de acciones individuales o si realmente hay un grupo de exterminio operando en Goiania para eliminar indigentes. Este tipo de matanzas se ha dado en otros estados donde los grandes “fazendeiros” son verdaderos señores feudales.
Brasil ha vivido episodios similares en otras ciudades del país y desde al menos los años 60 del siglo pasado, cuando el gobernador de Río de Janeiro, Carlos Lacerda (1960-1965) ordenó eliminar a los mendigos de las calles de la entonces todavía capital del país.
En 2000, un grupo de exterminio formado por policías cometió una serie de asesinatos de drogadictos e indigentes en la pequeña ciudad de Aguas Lindas, situada 50 kilómetros al oeste de Brasilia. Ese mismo año fueron masacrados en Río decenas de niños en situación de calle.
En abril de 2007, con la detención de 28 personas, la policía desactivó un “Escuadrón de la Muerte” que en cinco años había matado a más de mil pobres en la norteña Recife. En ese momento, el jefe de la policía, Jorge Pontes, dijo que la banda estaba integrada por agentes policiales, sicarios a sueldo y civiles sin prontuario policial que cobraban entre 500 y 2 mil 500 dólares por crimen. Lo que no dijo es quién o quiénes ordenaban los asesinatos.
AMN.MX/fm