Por Norma L. Vázquez Alanís
(Primera de dos partes)
Investigación de Christian Duverger
Hernán Cortés es el autor de la ‘Historia verdadera de la conquista de la Nueva España’ y no Bernal Díaz del Castillo, aseguró el doctor Christian Duverger, quien realizó una acuciosa investigación sobre este texto y cuyos resultados compartió con los asistentes al ciclo de conferencias La reconciliación con nuestra historia´, convocado por el Centro de Estudios de Historia de México Carso (CEHM), de la Fundación Carlos Slim.
Con el tema ‘La crónica de Bernal Díaz del Castillo’, Duverger, quien es graduado en Derecho, Letras, Filosofía y Ciencia Política en la Universidad Sorbona de París, Francia, explicó a grandes rasgos el trabajo que llevó a cabo para llegar a tal conclusión que, dijo, cambia la perspectiva histórica en torno a Bernal Díaz del Castillo y a Hernán Cortés.
A partir de la obra de Díaz del Castillo, concluida según su autor el 26 de febrero de 1568 e impresa en Madrid, España, en 1632, Duverger encontró una serie de inconsistencias entre sucesos y fechas, así como un estilo muy culto en el texto, que le hicieron dudar que un soldado raso hubiera escrito esa crónica.
El libro ‘Historia verdadera de la conquista de la Nueva España’ bajo el nombre de Bernal Díaz del Castillo, fue impreso en Madrid, España, en 1632, en una edición preparada por un fraile mercedario, Alonso Remón, e incluye, antes de la tabla de capítulos, una pequeña reseña titulada ‘El autor’, indicó Duverger.
En ese texto, el propio Díaz del Castillo se presenta como regidor de la ciudad de Santiago de Guatemala y asegura que: “en la actual historia hallarán cosas muy notables, dignas de saber y también van declarados los ‘borrones’, cosas escritas viciosas en un libro de Francisco López de Gómara, que no solamente va errado en lo que escribió de la Nueva España, sino que también hizo errar a dos famosos historiadores que siguieron su relato, que se dicen el doctor Illescas y el obispo Paulo Giovio, y en esta causa digo que aquí en este libro le va algo muy verdadero que como testigo de vista me hallé en todas las batallas y encuentros de guerra”.
“Y no son cuentos viejos ni historias de romanos de más de 700 años -continúa la reseña-, porque a manera de decir ayer pasó lo que verán en mi historia, y cómo y cuándo y de qué manera y de ello era testigo el muy esforzado y valeroso capitán don Hernando Cortés, marqués del Valle que hizo relación en una carta que escribió de México al serenísimo emperador Carlos V de gloriosa memoria y otra del virrey don Antonio de Mendoza, probanzas bastantes, y además de esto es que mi historia se vea, dará fe y claridad sobre ello, la cual se acabó de sacar en limpio de mis memorias y borradores, en esta muy leal ciudad de Guatemala, donde reside la Real Audiencia, en 26 días del mes de febrero del mil 500 y 68 años”.
Y en este breve texto hay una serie de cosas imposibles que son sumamente visibles, pero que prácticamente ningún historiador ha tomado en cuenta, dijo el doctor Duverger, quien se ha dedicado al estudio del México prehispánico y colonial (siglo XVI) durante más de 30 años.
La primera incongruencia que hallé en la investigación -continuó- fue que en la fecha citada por Díaz del Castillo 26 de febrero de 1568 la Real Audiencia no residía en Guatemala sino en Panamá a donde fue trasladada por la Corona en 1565 y Guatemala quedó administrada por la Nueva España a través de un gobernador, Francisco Briseño. La llamada Audiencia de los Confines se fundó en 1541 y se instaló en Honduras, primero en Comayagua y después en la ciudad de Gracias a Dios, luego en 1549 se trasladó a Santiago de Guatemala, hoy conocida como Antigua. Y eso se sabe, porque hay muchos documentos, archivos y relatos de los cronistas, como Antonio de Remesal que hizo la historia de Guatemala y Chiapas.
De suerte que entre 1565 y 1570 la Real Audiencia estuvo en Panamá, no en Guatemala, por lo cual la aseveración de Díaz del Castillo resulta una imposibilidad técnica; lo más sorprendente es que nadie durante más de 300 años entró en la discusión de este elemento, sostuvo Duverger.
Situaciones inverosímiles en la obra de Díaz del Castillo
Por otra parte, se presenta la crónica de Bernal Díaz del Castillo como una especie de “historia verdadera”, que así toma posición en contra de López de Gómara, a quien culpa de haber provocado errores en los historiadores Giovio e Illescas, apuntó el también director del Centro de Investigaciones sobre América hispana de la Escuela de Altos estudios en Ciencias Sociales de la Sorbona.
En este punto hay varias incongruencias -añadió-, pues Paulo Giovio, un eclesiástico italiano consejero de distintos papas y obispo de la pequeña ciudad de Lucera, elaboró una especie de diccionario de los hombres ilustres que constaba de un retrato enviado por el propio personaje y una nota corta sobre su vida; acerca de Cortés escribió seis páginas y sobre Carlos V una y media.
Pero su libro salió a finales de 1552 y Gómara publicó su obra ‘Crónica de la historia de México’ casi al mismo momento, lo cual significa que Gómara no pudo conocer la obra impresa de Giovio y, por ende, no pudo haber influencia de uno en otro. Se trata de otra imposibilidad técnica, explicó Duverger.
Además, Bernal también culpa a Gómara de haber influenciado a Gonzalo de Illescas, quien fue un sacerdote español nacido en Dueñas y que se dedicó toda su vida a escribir una historia de la Iglesia y del papado bajo el título de “Historia pontifical y eclesiástica”. Ese volumen incluye un texto relacionado con la conquista de México asociado con el papa León X, que terminó su pontificado en 1521, y evidentemente lo que hace Illescas es agregar la conquista de México como un elemento de la historia de la Iglesia, porque explica que la conversión de México triplicó el número de cristianos en el mundo.
Si bien es cierto que Illescas utilizó el texto de Gómara, el contrasentido encontrado por Duverger es que la publicación de su texto data de 1573, y entonces surge la pregunta de cómo imaginar que Bernal Díaz cite un libro que aún no estaba publicado. Es otra imposibilidad, señaló Duverger, pues en febrero de 1568 el libro de Illescas estaba en la mente del autor.
“De este tipo de preguntas nació mi reflexión”, comentó el doctor Duverger, “pues había interpolaciones que hacían dudar” sobre Díaz del Castillo como autor de la ‘Historia verdadera de la conquista de la Nueva España’.
Todo lo anterior llevó al investigador a plantearse que ese libro no correspondía a lo escrito por Bernal, sino a algo diferente y decidió retomar el asunto de la escritura de la crónica de Díaz del Castillo, lo cual significó un cambio radical en la manera de percibir la obra.
(Concluirá)