Jorge Herrera Valenzuela
Por fin volvió a casa uno de “Los hijos pródigos”. Llegó bien rasuradito de barba y bigote. Sonriente y dando muestras de que su estancia tras las rejas, puede ser tan corta como ocurrió al profesor Humberto Moreira Valdés, en Madrid, España, por los mismos delitos que le imputan a Javier Duarte de Ochoa. Dos exgobernadores que alcanzaron “fama” internacional a costillas del desprestigio de los mexicanos. Coincidencias de la vida, porque ambos guardaban estrecha amistad con su jefe, solo que al veracruzano las “lluvias intensas” le provocaron un socavón, del que, piensa, será rescatado por los topos de Tlatelolco.
Bueno, es necesario romper con la seriedad que ameritan algunos sucesos, porque en este sexenio ya no sabemos cómo va a reaccionar el hombre que despacha como Presidente de México, pues Duarte de Ochoa desde su arresto en Guatemala ha dejado entrever que no debe vivir preocupado, porque su colega Moreira Valdés quedó más limpio que San Martín de Porres y se atrevió a demandar que se le resarciera del daño moral sufrido por los injustos e injustificados ataques que sufrió. Humberto abandonó el PRI, se postuló como candidato a diputado local en Coahuila y perdió, gritando que su hermano Rubén, gobernador en turno, cometió fraude electoral.
Duarte de Ochoa al aceptar su extradición, ha sentado un precedente en el ambiente de los funcionarios gubernamentales, embarcando a sus colegas Tomás Jesús Yárrington Ruvalcaba y Roberto Borge Ángulo quienes, en prisión, disfrutan sus inmerecidas vacaciones en Italia y en Panamá, respectivamente, después de sus correspondientes sexenios como gobernadores de Tamaulipas y de Quintana Roo. Los trámites de su extradición, en ambos casos, son tan lentos que ya la gente se está olvidando de ellos. Todo lo contrario fue con el enemigo número uno de Don Miguel Ángel Yunes Linares, quien desde su campaña abrió brecha contra Javier y como gobernador afirma que su sucesor, en muchos años, no saldrá de la cárcel.
Estos “incidentes” –hablando como Gerardo Ruiz Esparza–, que involucran a Duarte de Ochoa, Yárrington Ruvalcaba y Borge Ángulo, son repudiados por la sociedad, una sociedad que ya está harta de la impunidad que gozan los cuatro mencionados, a quienes con mucho escándalo acusan de ser presuntos responsables de los delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero, cargos que están muy de moda. En el curso de los procesos, nos enteramos que la investigación previa, la averiguación ministerial y la integración del expediente, no fueron jurídicamente fundamentadas, por lo cual los acusados recobran la libertad y el último ejemplo es el de Rodrigo Medina de la Cruz, quien goza de su libertad por avenidas y calles de Monterrey, ¡ah!, “pero sigue procesado”.
Otro de los gobernadores que ha ganado los juicios abiertos en su contra, es el ex de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso Femat. Con tal desfachatez el PANista “pagó” las millonarias fianzas que le impusieron los jueces y, simplemente, no llegó a saber que era estar tras las rejas, no ocupó una celda y sigue tan campante gastándose el dinero que se llevó de las arcas estatales. Para que no haya discriminación, es necesario decir que los cuatro primeramente citados son PRIistas.
En prisión siguen los exgobernadores de Tabasco y de Sonora, Andrés Rafael Granier Melo y Guillermo Padrés Elías, respectivamente. El químico tabasqueño nunca fue del equipo de gobernadores que manejaban Humberto Moreira y Peña Nieto. Padrés Elías es panista y aconsejado por sus abogados se entregó a las autoridades en la Ciudad de México, donde también fue arrestado su hijo. Hoy son llamados prófugos de la justicia César Horacio Duarte Jacquez, quien tras abandonar el Palacio de Gobierno en Chihuahua se mudó al lado norteamericano; Eugenio Hernández Flores, ex de Tamaulipas, también lo busca la justicia y es reclamado por autoridades de Estados Unidos.
La suerte está echada. Javier Duarte de Ochoa ya duerme en el Reclusorio Norte, en la Ciudad de México. Muchos esperan que hable con la verdad. Otros piensan que puede poner al descubierto cuál fue el destino de los miles de millones de pesos que salieron, pues no faltan los que afirman que ese dinero fue para campañas políticas. No extrañaría que el sábado próximo el juez le diga al acusado: “Usted perdone”.
PREGUNTA PARA MEDITAR:
¿Qué espera a la madre y a la esposa de Javier Duarte de Ochoa?, porque ambas podrían ser acusadas penalmente y sujetas a procesos.
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