CIUDAD DE MÉXICO / SemMéxico.-Señala Alicia Girón, coordinadora del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África, que el cese al fuego entre Israel y Hamás no significa que venga la paz. “El odio ya está sembrado. Los habitantes de Gaza viven en una ciudad que tiene 80 % de sus edificios en ruinas. El acuerdo es muy frágil porque a Hamás le tienen que asegurar la reconstrucción de su territorio, no solamente los prisioneros palestinos que están en las cárceles de Israel”.
La académica explica que el aún presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tardó más de un año en negociar que hubiera un acuerdo entre Hamás e Israel. Quien lo logra es Steve Witkoff, emisario para el Medio Oriente de Donald Trump y participante en las conversaciones de Doha. A lo largo de toda su campaña, Trump dijo que el conflicto se tenía que terminar.
“Por lo que vemos, la nueva administración de Estados Unidos no está dispuesta a seguir financiando a Israel en su expansión a Gaza. Todo el armamento que le proporcionaron es estadunidense, lo cual ha significado ganancias cuantiosas para la industria militar”.
También habría que pensar en los intereses que hay detrás para determinar el cese al fuego, acota. “Un punto clave son los recursos naturales que hay en esa zona: gas, petróleo, fosfato, potasa, bromo, piedra caliza, mármol y agua”.
En estas negociaciones están por supuesto Estados Unidos, los países árabes, pero también Egipto, Turquía y Rusia, indica.
Afirma que Palestina no es Hamás, Cisjordania está gobernada por la Autoridad Nacional de Palestina y la Franja de Gaza por Hamás. “Hay varias Palestinas, porque hay unos que sí están a favor del Estado de Palestina –algo que Benjamin Netanyahu no quiere–, y también hay luchas internas por el control de Palestina”.
Concluye que en este conflicto hay dos visiones totalmente diferentes: “No se puede estar de acuerdo con el atentado terrorista del 7 de octubre de 2023 realizado por Hamás y el secuestro de civiles, pero tampoco se puede estar a favor de la masacre contra el pueblo palestino: más de 46 mil muertos gazatíes muertos, 400 soldados israelíes y el 80 % de los edificios de Gaza destruidos”.
Una imagen de una ciudad
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Carlos Martínez Assad, investigador emérito del Instituto de Investigaciones Sociales y coordinador del Seminario Universitario de Culturas del Medio Oriente, considera que “aunque se han mencionado mucho los acuerdos supuestamente tomados, prácticamente no hay novedad respecto al que se tenía contemplado aproximadamente hace ocho meses, o sea que este acuerdo ha tardado mucho tiempo”.
En estos momentos “no hay ya mucho que pudiera destruir Israel, porque Gaza se ha convertido en un montón de escombros con el número de muertos que cada quien quiera ponerle. Es un hecho casi inaudito que en el siglo XXI se haya permitido una matanza como la que ha tenido lugar en Gaza, independientemente de la consternación y desaprobación sobre los muertos cuando Hamás ingresó el 7 de octubre en Israel”, añadió el especialista.
Hamás “ha sido destruida o golpeada en sus raíces, de tal forma que muy difícilmente puede reconstituirse como la milicia que se había conformado”, señaló Martínez Assad.
“La presión la ha ejercido el gobierno de Trump, que por cierto anunció en X que la paz se había alcanzado… aunque eso está por verse. Su presión ha sido definitiva para que este acuerdo tuviera lugar. Son muchas las interrogantes que quedan respecto a si ese acuerdo va a ser suscrito con satisfacción por las diferentes partes”.
El ejército de Israel “está abandonando el corredor de Netzarim, lo que puede permitir el retorno de la población palestina al norte de la Franja de Gaza, pero no me queda muy claro a qué van a regresar si no tienen dónde vivir, no tienen cómo alimentarse”, alertó el universitario.
“´Me temo que seguirán prevaleciendo los intereses de los más fuertes. Y después de estos meses que hemos visto la acción de Israel, éste termina, si es que se establece la paz, más fortalecido que nunca, como la fuerza armada hegemónica en la región. Quisiera uno mantener el optimismo. Pero con lo que ha sucedido, no creo que pueda ser un momento de optimismo, es más bien de pesimismo: el destino de toda esa región está aún en entredicho”.
Para Moisés Garduño García, profesor del Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, una paz duradera entre Israel y Hamás está lejos a pesar de la tregua, debido a que aún quedan sin resolver varios asuntos muy sensibles, sobre todo del lado palestino.
“Por ejemplo, todavía no se sabe cómo volverán a sus hogares los más de 400 mil palestinos desplazados del norte de Gaza; si éste se desmilitarizará o seguirá ocupado; quién reparará a los familiares de las víctimas en términos económicos y sociales; si Israel devolverá el cuerpo de Yahya Sinwar, el líder muerto de Hamás; si se cumplirá la orden de aprehensión dictada por la Corte Penal Internacional en contra de Benjamín Netanyahu, el primer ministro israelí, en caso de que la guerra termine, y si Hamás será la encargada de garantizar los servicios mínimos vitales en Gaza”.
Según Garduño García, un probable cese al fuego en Gaza debe leerse en el contexto regional que ha surgido ante la frágil situación en Líbano y la incertidumbre que ha traído la caída de Bashar Háfez al-Ásad en Siria.
“Israel hizo crecer su territorio más allá de los Altos del Golán, con lo cual ha evitado que el nuevo gobierno sirio tenga acceso a armamento estratégico”.
En opinión del profesor universitario, un cese al fuego en Gaza podría servir para llevar ayuda humanitaria a sus pobladores, pero también para que Israel ejecute planes de asentamiento en esa tierra palestina y se fortalezca en otros frentes abiertos, como Yemen o Irán.
“A su vez, puede plantear a Donald Trump el desafío de reconstruir esa tierra palestina con ayuda de regímenes árabes aliados, así como la necesidad de apoyar a Israel ante cualquier escenario poscrisis o ante un posible aletargamiento del conflicto en la zona del norte de Gaza, escenario de crímenes de guerra y prácticas de genocidio, conforme a Amnistía Internacional y Human Rights Watch. Asimismo, es necesario pensar qué ocurrirá con los gazatíes en el exilio y si su condición de exiliados será permanente”, concluye.
AM.MX/fm