domingo, junio 30, 2024

Putin pone a prueba a los aliados y a Europa

Rajak B. Kadjieff / Moscú

¨Se ha cumplido el primer aniversario de un conflicto.
*El desgaste parece favorecer al dirigente ruso.
*Los deseos, las realidades y las estrategias.
*Escenarios de crisis económica y energética a la vista.
*¿Hasta cuándo se prolongará la guerra en Ucrania?

Tras un año de destrucción y otras calamidades trágicas en Ucrania, consecuencia de una agresión planificada y diseñada por Vladímir Vladimírovich Putin y sus generales, no se tiene certeza sobre los objetivos finales irrenunciables que necesitan ser alcanzados por el Kremlin para detener lo que se llamó Operación Militar Especial, traducida en una ofensiva en toda la línea.
Hasta dónde y «hasta cuándo» son las principales incógnitas en este momento del conflicto, pues la atención informativa sobre la evolución de la contienda ha descendido y la mayoría de los poco especializados analistas han abandonado el dicho sostenido desde los primeros días en torno a la pérdida de la guerra por parte de Rusia.
En círculos políticos occidentales se opina que confundir deseos con realidades no es profesional, y que, por ello, es el momento de los militares y sus explicaciones sobre las estrategias utilizadas, así como los objetivos aparentes de conquista.
Parece claro que el control total del Donbás, la Ucrania oriental, es prioritario, y con independencia de los ataques indiscriminados a otras ciudades externas al foco central del conflicto –como Kiev u Odesa–, la política de devastar para reconstruir, repoblar e integrar en Rusia –directa o indirectamente– estos territorios es firme y decidida.
La evacuación obligatoria decretada por el presidente Volodimir Zelenski de las zonas aún no controladas por las tropas rusas en Donetsk anticipa una resistencia militar ucraniana en una región devastada, y con la población civil atemorizada y sin suministro de gas con un escenario invernal insufrible.
A partir de un potencial control de las dos zonas del Donbás, ¿frenará Rusia la agresión para asegurarse el control de lo ya conquistado?
En Bruselas, Bélgica, sede de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se ha dicho que esas son regiones ricas en materias primas industriales y geoestratégicamente esenciales para el Kremlin -mar de Azov y salida al mar Negro- que podrían ser ampliadas territorialmente hacia el río Dniéper.
Esto haría que se estableciese algo similar a lo ya realizado en Moldavia hace treinta años con el río Dniéster y el enclave secesionista de Transnistria, en un conflicto militar desarrollado entre los meses de marzo y julio de 1992 que acabó por consolidar un Estado de facto prorruso que se mantiene en la actualidad.
La celebración de consultas públicas de autodeterminación –completamente ilegales– en ambas regiones del Donbás sancionaría el estatus final; es decir, la independencia o unión con Rusia, como Crimea.
“Es una posibilidad mucho más ambiciosa geopolíticamente -se especula en Bruselas- pero de un enorme costo militar para Moscú, sería la ampliación de las operaciones a Odesa para conectar todo el corredor este-sur de Ucrania –con Crimea– y bloquear la salida al mar de Kiev.
De esta forma, Rusia controlaría todas las fronteras de su vecino, incluyendo el norte con el colaboracionista y cómplice de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, y el oeste parcialmente, desde la mencionada Transnistria con el XIV Ejército ruso allí establecido.
Esa sería, en suma, la consolidación del viejo proyecto de Novorrósiya, la Nueva Rusia, la que anhela el régimen autocrático de Vladímir Putin desde que llego al poder, al iniciar el siglo XXI.
Hay que pasar al análisis de las reacciones internacionales, asegura la OTAN, porque independientemente de la revisión de las diversas posibilidades expuestas –que podrían variar en función del éxito o del fracaso de las operaciones militares–, parece que Putin está logrando algunos avances parciales en su agenda internacional.
De momento, las sanciones de la Unión Europea (UE) no están ofreciendo los resultados esperados, sino que parece que Bruselas y Berlín están pagando la falta de previsión histórica por amortiguar la extrema dependencia energética de Moscú, que ha estado buscando nuevos mercados para su gas desde hace años, especialmente con China
Lejos de tomar nota hace quince años de la intervención de Putin en la Conferencia de Seguridad de Múnich de 2007 y de la posterior intervención militar en Georgia, Alemania activó el Nord Stream 2.

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