viernes, abril 19, 2024

Pugna entre el Kremlin y multinacionales por gas y crudo

Luis Alberto García / Yuzhno-Sajalinsk

* Se trata de los vastos yacimientos rusos del Extremo Oriente.

* Reflexión concluyente: “El precio del futuro es inevitable”.

* Construcción de la primera planta de gas licuado.

* Denuncias de ecologistas sobre impactos ambientales.

* La prensa extranjera los ha llamado “pozos de la discordia”

* Colores y frescura de los bosques vs. depósitos y plataformas.

Las relaciones entre Rusia, comprometida en una política de control nacional de sus recursos, y las grandes empresas petroleras multinacionales apoyadas por los gobiernos occidentales, se definen en Sajalín, isla de 76.400 kilómetros cuadrados sometida a la influencia del Ártico y poblada por medio millón de habitantes.

Aquí, a diez mil kilómetros de Moscú y orientándose hacia el Pacífico, avanzan los más ambiciosos proyectos de hidrocarburos del mundo y la construcción de la primera planta de gas licuado (GNL) de Rusia.

Al sobrevolar el Noreste de Sajalín, la reflexión sobre el precio del futuro es inevitable, y desde el helicóptero se aprecia mejor el contraste entre la frescura y los ocres otoñales de los bosques que bordean lagunas, ríos y playas, enfrentados a la ingeniería de vanguardia, representada por depósitos, plataformas, tubos y andamios de colores grises y negros.

Las reservas de gas y petróleo de Sajalín representan el 11 % de las exploradas en Rusia, y una planta de gas licuado exportará cantidades enormes, en tanto una comisión de Moscú evalúa las denuncias ecologistas sobre el impacto ambiental.

Las reservas de gas y petróleo probadas de Sajalín son de 45 mil millones de barriles, en una isla rodeada de depósitos submarinos de hidrocarburos que pueden convertirla en una nueva fuente de recursos energéticos para Asia y Estados Unidos.

La Shell y la ExxonMobil son las empresas responsables de los proyectos Sajalín-2 y Sajalín-1, y tienen contratos con el Estado ruso, confeccionados a medida y firmados en 1994 y 1995, respectivamente, que contemplan tratos fiscales favorables y garantías a prueba de conmociones políticas

Esto lo hacen a cambio de grandes inversiones, transferencias tecnológicas y el papel de locomotora del desarrollo y la industria locales, con el salto a la extracción de gas natural licuado, que Sajalín-2 procesa desde 2008.

El gas se llevará a Japón, a Corea del Sur y Estados Unidos en barcos cargueros que iniciaron a la industria naval rusa en un campo inexplorado, con el añadido de que las compañías petroleras han desarrollado la infraestructura de la isla, donde, en escala menor, se extraía petróleo en pocas cantidades desde la década de 1920.

Sajalín-2 está finalizando las obras del gasoducto y oleoducto conjunto, que recorriendo en paralelo en una franja de 43 metros de anchura y más de 800 kilómetros de longitud, unen las plataformas de producción en la costa del Noroeste con la planta de licuefacción en Aniva.

Sajalín-1 ha modernizado y ampliado los ductos (225 kilómetros) desde la bahía de Chaívo al puerto de De Kastri, en la Rusia continental; pero según ejecutivos de la Shell, se subestimaron las dificultades y también el alza de los precios, desde el acero a los boletos de avión, y una comisión supervisa las cuentas en Moscú.

En virtud de los acuerdos, los consorcios pueden exportar gas directamente, un derecho del que han sido privados los productores independientes, en beneficio del monopolio del consorcio Gazprom, controlado por el Estado.

Con todo, las ambiciones de Moscú de protagonizar una política global basada en la energía apuntan hacia una redefinición de las reglas de juego también en Sajalín, y hay la sospecha de que los argumentos medioambientales del gobierno de Rusia esconden intereses económicos.

Gazprom, el monopolio estatal de gas que se anuncia con letras blancas sobre fondo azul en numerosos países del mundo –en los estadios de futbol sin excepción-, no ha llegado a un acuerdo con la Shell para el intercambio de las participaciones que desea.

Por otra parte, desde hace años los ecologistas advierten del impacto de Sajalín-1 y Sajalín-2: “En los bosques se talan más árboles de los que se debiera, y los peces no pueden remontar la corriente en los ríos”, denuncian.

Sus cauces han sido distorsionados por la ruta de los ductos y las ballenas grises son molestadas con el ruido de los petroleros. La flora de la bahía de Aniva se resiente del vertido de basura, añade uno de los directivos de las organizaciones ambientalistas.

Tras años de indiferencia, el Ministerio de la Naturaleza de Rusia asumió los argumentos de los ecologistas en el caso de Sajalín-2 y acusó al consorcio de una larga lista de infracciones.

Ahora, en Yuzhno-Sajalinsk trabaja una comisión llegada de Moscú, que ha relevado a los funcionarios locales responsables del medio ambiente, tras dar a entender que éstos eran demasiado complacientes y tenían pocas atribuciones para afrontar la magnitud de las infracciones.

La comisión moscovita acusó a Sajalín-2 de no entregar los documentos que solicitó en el plazo indicado. “Esto puede retrasar el resultado de la inspección”, señala, en tanto los responsables de la calidad en la planta de gas, consideran imposible obtener certificados medioambientales de varios centenares de buques anclados en la bahía de Aniva.

“Es irracional, lo hacen a propósito para que no podamos cumplir sus exigencias”, dicen los ejecutivos de Sajalín-2, y afirman que la mayoría de las deficiencias detectadas se han eliminado y que la empresa no volverá a cambiar el trazado de los ductos, ya modificados para no molestar a las ballenas.

Las obras sólo pueden interrumpirse por decisión judicial, advierten que paralizarlas sería más caro y más gravoso para la naturaleza que acabar lo empezado, y los ecologistas del lado contrario aseguran que las multinacionales están preocupadas por el cambio del clima político en Moscú, aunque no parecen dispuestas a rendirse, al menos mientras haya algo que ganar en estos parajes en los que se disputa la energía que mueve a una parte considerable del planeta,

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