CIUDAD DE MÉXICO.- “Si estás leyendo este mensaje significa que estamos a pocos días de compartir Todo va a estar bien con el público de México y el mundo. Son años de trabajo, de reflexión y risas, de compartir un viaje aleccionador acompañado de un equipo al que siempre llevaré en el corazón.
Todo va a estar bien, serie que produje y dirigí, sucede en la Ciudad de México y es una ‘dramedia’ que reflexiona sobre la idea de familia y las relaciones en la actualidad. Esta historia nace de una necesidad imperiosa de cuestionarnos la idea de la pareja perfecta, el amor romántico, la creación de una familia y la consolidación de todas las expectativas que uno pueda tener de una relación en un acto tan frío, institucional y contradictorio como a veces puede resultar el matrimonio.”
Mi vida entera se ha tratado de entender y asimilar las despedidas, las separaciones. Desde niño tuve que aprender a decirle adiós a la idea de tener una madre presente, después despedirme una y otra vez de los noviazgos largos o efímeros que me fueron construyendo desde la primera vez que en primaria le “llegué” a alguien. Fueron muchas las noches y fiestas en las que lloré la despedida de un grupo de trabajo, tanto en teatro como en cine y televisión, al cual seguramente consideraba ya parte de mi familia, relaciones fundamentales que terminaron siempre de forma abrupta en el último llamado o en la última función. Y es que parece que toda nuestra vida nos bombardean con ideales absurdos de relaciones imposibles y casi eternas, parejas para toda la vida y compromisos irrenunciables, pero nadie nos enseña a despedirnos, a decir adiós.
La familia es otra cosa, la familia es la posibilidad que tenemos de crear relaciones para toda la vida. Es el amor y el compromiso más longevo en nuestro paso por este mundo, ya sea entre padres e hijos, o madres y padres, o madres y madres, o padres y padres, o como a cada quien le acomode. Ahí tal vez sí cabe la trillada frase: hasta que la muerte nos separe. Esta serie cuestiona los roles de género, la idea de familia tradicional, que desea imaginar de formas distintas a las que se leen en los cuentos infantiles, familias que respondan a la complejidad de nuestra búsqueda por la felicidad.
La serie toca temas que dan para discusiones eternas, cuestiona el matrimonio, las relaciones monógamas, el papel de los roles de género, la familia y sus múltiples facetas, las aspiraciones sociales, profesionales y políticas que nos mueven, que nos acercan y luego parecen crear distancias irreconciliables. Pero también se da a la tarea de soñar, de imaginar como dicen a los que más les creo, en la posibilidad de otros mundos y realidades distintas conviviendo en una respetuosa comunión. Todo a través de la representación ficticia de un mundo afín, siempre con humor. La única forma de hablar en serio.
Esta experiencia fue difícil, más allá de la complejidad implícita de contar una historia así —pensarla y escribirla fue un laboratorio y/o terapia que nos confrontó con nuestro prejuicios y nuestra propia historia—, tuvimos que salir a filmar en tiempos de Covid, pero eso nos obligó a ser creativos de formas inesperadas, a construir este sueño con herramientas nuevas, con estrategias no probadas y recursos extra limitados. El resultado fue mejor de lo que podíamos imaginar, y es que en momentos de crisis es la creatividad la que nos puede salvar. Yo agradezco haber trabajado con un equipo dispuesto a todo por contar esta historia. No la que podíamos contar si no la que deseábamos contar. Hoy presentamos una serie de la que todas y todos en este equipo podemos sentirnos orgullosas y orgullosos, una historia que no dé pena decir: sí, la hicimos nosotres.
Creada y dirigida por Diego Luna, esta serie sucede en la Ciudad de México y es una ‘dramedia’ que reflexiona sobre la idea de familia y las relaciones en la actualidad. Protagonizada por Flavio Medina (Diablero, La Casa de las Flores) y Lucía Uribe (Desenfrenadas, La casa de las flores), Mercedes Hernández (Somos.), Isabella Vázquez y Pierre Louis.
AM.MX/fm