CIUDAD DE MÉXICO.- El día de ayer, la Casa Blanca anunció una postergación de los aranceles recíprocos dados a conocer el 2 de abril, por 90 días. La postergación no incluyó los aranceles mínimos de 10%, ni los anunciados a China, que fueron elevados a 125%. No se presentaron cambios para Canadá y México, que seguirán pagando un 25% para bienes que no cumplan con el TMEC. Trump agregó que algunas compañías estadounidenses operando en el extranjero podrían estar exentas de aranceles, pero no ofreció detalles. La medida parece buscar que los diferentes países afectados por los aranceles recíprocos tengan más tiempo para negociar con EE. UU. y obtener reducciones arancelarias a cambio de diferentes concesiones económicas y políticas, de forma similar a lo ya observado en febrero y marzo para Canadá y México.
El mercado presentó una fuerte recuperación tras los impactos negativos de días anteriores. El S&P 500 avanzó 9.5%, el avance diario más alto en 17 años, mientras que el NASDAQ subió 12%; los “Siete Magníficos” también rebotaron con fuerza, con 14% de subida. La curva de tasas de los Tesoros presentó un importante aplanamiento, con los nodos cortos incrementando en más de 15 pbs, los medios entre 4 y 13 pbs, y los largos cayendo marginalmente. El dólar, en general, se debilitó 0.4%.
Dado el tamaño de los aranceles recíprocos anunciados el 2 de abril, la postergación representa un alivio importante, tanto para los mercados como para todas las economías participantes en las cadenas de suministro con exposición a EE. UU. El tiempo que se ha ganado permite que el escenario de estanflación se diluya para 2025, pero vale decir que no lo elimina.
Sin embargo, la postergación revela voluntad, por parte de la Casa Blanca, de no utilizar los aranceles solamente como medida de rebalanceo comercial o tributario, y las graves implicaciones macroeconómicas que eso suponía, sino como herramienta de negociación, mejorando la prospectiva de estos gravámenes y de su posible impacto en las cadenas de suministro.
En otras palabras, el escenario de escalamiento y de una guerra comercial caótica es menos probable. Y aunque China es un socio relevante en donde el conflicto comercial será mayúsculo, las últimas declaraciones de Trump revelan que, en el margen, cualquier escalamiento debería ser progresivamente menor, o incluso, devolverse. Falta ver la respuesta de los países europeos a esta señal de apertura de la Casa Blanca: dado que tienen la capacidad creíble de negociar en bloque y con fuerza con EE. UU. es que anticipamos una postura fuerte, aunque menos que la mostrada hace unos días.
Nuestro escenario más optimista, de incrementos arancelarios del 3% en 2024 al 10% promedio en EE. UU. (exceptuando China) para 2025, se vuelve más plausible con el anuncio, pero no deja de representar un deterioro en el panorama se crecimiento económico y de utilidades corporativas frente al escenario previo, al tiempo que la volatilidad e incertidumbre se mantendrán elevadas, generando un entorno más complejo para los activos de riesgo.
Las presiones inflacionarias por arenceles impedirían a la Reserva Federal ser agresiva. En términos de selectividad, los cambios apuntan a una ampliación de la subponderación en países asiáticos emergentes, una reducción de la sobreponderación en EE. UU., y abrir una subponderación en Eurozona por los riesgos de escalada comercial a pesar del contexto más conciliador.
AM.MX/fm