Por Pedro Camacho
Hay en nuestro idioma una infinidad de frases hechas. Algunas tienen un significado congruente y comprensible, pero otras carecen de toda lógica y su origen es difícil de ubicar. Por ejemplo, no hay quien pueda explicar por qué la gente da por hecho que los asuntos tienen cartas, que esas cartas son para tomarlas ahí mismo y que tales asuntos, que en ese contexto no son sino problemas, se resuelven precisamente tomando esas cartas, así que resulta del todo inexplicable la expresión “tomar cartas en el asunto”, empleada por prácticamente todos los mexicanos y que, curiosamente, todos entienden como intervenir en un problema para resolverlo.