Por: Pedro Camacho
Cuando se habla de autoestima es necesario tener en cuenta que se trata de un sustantivo femenino. Es la autoestima, no “el autoestima”, como cree mucha gente. Algunos de quienes insisten en llamarle en masculino alegan que es para evitar el hiato entre la “a” final del artículo y la “a” inicial del nombre, pero no hay tal. La regla de cambiar la por el solo es aplicable cuando el sustantivo empieza con una a tónica, como en agua (el agua) o águila (el águila), pero no es el caso. La a inicial de autoestima, como la de aguilita y agüita, es átona y conserva el artículo femenino (la aguilita, la agüita, la autoestima).