Por Pedro Camacho
En México abundan los dichos y los refranes, si bien son pocos lo que se enteran del origen de esos dichos. Uno de ellos se utiliza cuando alguien cae en cuenta de algo que no había entendido o de lo que no se había percatado. En ese caso se dice que a esa persona “le cayó el veinte”. La expresión surgió cuando los teléfonos públicos, colocados en pequeñas casetas en la vía pública, estaban dotados de alcancías. En el teléfono se insertaba una moneda de veinte centavos, conocida como “un veinte”, que caía al depósito, cerraba un circuito y daba paso a la voz al momento en que la llamada era atendida. Si no era atendida o la línea daba tono de ocupado, el aparato devolvía la moneda.