CHATUMAL, Q.R- La captura ilegal de especies marinas en México, especialmente las del pez totoaba y el pepino de mar, ambas ligadas al comercio ilegal destinado a China, son dos ejemplos del “fuerte impacto” que se puede provocar a nivel económico y social con más tráfico trasnacional, afectaciones ecológicas y crisis en las comunidades, así lo revela el estudio “Illegal fisheries, enviromental crime and the conservation of marine resources”, publicado recientemente en la revista científica Society for Conservation Biology.
Dicho estudio, cuyos autores son Eréndira Aceves Bueno, de la Universidad de Washington; Andrew J. Read, de la Universidad de Duke Marine Laboratory; y Miguel A. Cisneros-Mata, del Centro Regional de Investigación Acuícola y Pesquera- revela que, aunque la totoaba y el pepino de mar resultan dos pesquerías “diferentes e independientes”, estas comparten “similitudes” sobre su status, los impactos al ecosistema, la crisis social y de gobernanza, así como un mercado ilegal de especies en peligro en extinción y de alto valor para China.
“Nuestros estudios de caso comparten muchas similitudes. Particularmente, existen fuertes similitudes en términos de productos finales, gobernanza y contexto social. En ambos casos, la pesca de alto valor desarrollada en zonas rurales con altos niveles de pobreza. En ambos casos existe demanda de un producto seco, lo que facilita el transporte. Y, en ambos casos, el mercado primario para ambos productos ilegales es un país extranjero con una economía en crecimiento y una demanda en rápida expansión (China)”, detalla el documento al que tuvo acceso Sol Yucatán y Sol Quintana Roo.
El estudio señala que ambas pescas ilegales crecieron a pasos agigantados, donde la demanda de mercados internacionales incrementó velozmente, se cotizó más el producto, y se desató la corrupción y la existencia de cárteles del crimen organizado para abastecer esos mercados. De igual manera, la falta de capacidad para la regulación y la aplicación, así como la mejora de la calidad de vida de los pescadores.
Tanto las pesquerías de pepino de mar en la Península de Yucatán como de la totoaba en el Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, según los científicos, representan una lección sobre la “importancia” de que participen las comunidades.
“En Yucatán, la participación de la comunidad local de Isla Arena en la gestión del pepino de mar se ha relacionado con una mejora condición del recurso en esta área, en comparación con el resto del estado. La importancia de la participación de la comunidad también fue evidente en el manejo del pepino de mar del Pacífico, en el que la falta de aplicación y participación de las partes interesadas en la toma de decisiones se han identificado como las principales causas del fracaso”, señala.
En cuanto al Alto Golfo de California, el estudio apunta que los actuales enfrentamientos “violentos” entre las autoridades y los pescadores locales, denudan la “necesidad urgente” de fortalecer la participación en la comunidad.
Entre las conclusiones de los autores se matiza que la participación de delincuencia organizada trasnacional aumentará, sobre todo en las áreas donde ya está asentado este tráfico ilegal, pues “son ocultables, fáciles de quitar o capturados, abundantes, accesibles, valiosos y desechables o de alto valor comercial”.
“Nuestros dos estudios de caso subrayan la vulnerabilidad de los recursos que no requieren un procesamiento costoso, no son perecederos y se pueden revender fácilmente. Especies que han sido sobreexplotado en otros lugares y cuyo valor económico está inversamente relacionado con la abundancia están particularmente en riesgo”, añade el análisis.
Por todo lo anterior, los científicos concluyen que sus estudios sobre la totoaba y el pepino de mar demuestran “las dramáticas consecuencias negativas que la ausencia de participación puede tener sobre el cumplimiento y el desarrollo de prácticas de pesca sostenibles”.