viernes, noviembre 29, 2024

Pesadilla, callejón sin salida

Siegfried Hitz
Ficción y libertad
Pesadilla, sueño perturbador que atrapa con miedo, ansiedad, terror y angustia. Tres novelas distópicas consolidaron un género literario en el siglo XX y conmocionaron a muchos al pintar un futuro perverso, un estado totalitario, represor, controlador, sin libertades. Materializado relevantemente en la URSS y la Alemania nazi.

Un Estado absoluto, deshumanizado controla con tecnología y droga a los individuos para mantenerlos manejables y productivos, en una sociedad a de pensamiento único, obligado. Pesadilla.

Aldous Huxley escribió “Un mundo feliz” (1932). En 1950 George Orwell publicó su visión de futuro con “1984” y Ray Bradbury lanzó en 1953 “Fahrenheit 451”. Novelas distópicas, reflejan el temor al Estado. Grito de angustia por la libertad, valor medular de la cultura occidental, conquista de siglos con costo de millones de vidas y recursos.

Tecnología y realidad

Novela es ficción. La realidad puede superarla. Hoy amenaza confirmar sus temores. Con la tecnología digital las grandes redes sociales, registran nuestros datos individuales. Big Data conoce dónde y con quién estuve, qué consumí, qué comuniqué. Mi perfil psicográfico, materializa el concepto orwelliano de Big Brother, el ojo que nos vigila.

La manipulación imperceptible controla nuestra conducta. La publicidad fue antecedente. Además, con el hackeo de datos puede mover preferencias políticas, como la elección presidencial de 2016 en USA. El Congreso cuestionó entre otros, al fundador de Facebook sobre su ética en la manipulación de información.
Cuando decidimos, en nuestra sociedad de “libertades” ¿Estamos siendo manipulados? ¿Estamos decidiendo o nos han inducido? ¿Elegimos a nuestros gobernantes libremente y ellos realmente nos gobiernan? Los políticos en el poder parecerían libres de gobernar basados en su criterio, ofertas de campaña, sus principios y la ley.

Atrás de los dirigentes, hay fuertes intereses que les impiden actuar libremente, ejercen presiones. El poder real tras el poder formal, como las sociedades semisecretas de los Illuminati, los Masones, los Rosacruces y el Club Bilderberg. El primer ministro inglés (siglo XIX) Bejamin Disraeli dijo: «El mundo está gobernado por personajes que no pueden ni imaginar aquellos cuyos ojos no penetran entre los bastidores»

Las Constituciones occidentales consagran la libertad. Los políticos la anuncian y enarbolan ¿La libertad existe realmente o es sólo sueño o aspiración? Este es el cuestionamiento mundial más trascendente actual y futuro.

 

Callejón sin salida.

 

Poderosas democracias occidentales han anidado la plaga del populismo antisistema ante las fallas del capitalismo y la democracia. México es parte activa, pero agravada por el enojo, hartazgo y encono popular contra la cleptocracia y la partidocracia. En Julio de 2018 emitió un amplio voto de castigo y a favor del candidato populista, sin importar mentiras e incongruencias de campaña. Le dio además vasta mayoría en Congreso y legislaturas locales.

 

Apegado a la vía democrática y ya con todo el poder, el triunfador se empeñó en incrementar su autoridad, apoderándose de los organismos autónomos e instalando la ineptocracia con sus fieles seguidores en puestos clave. También desprestigió o desmanteló instituciones que le hicieran sombra a un poder absoluto.

 

En 16 meses ha exhibido seriamente su incompetencia, fracasando en seguridad, salud, economía, finanzas y política internacional. Su conducta refleja, según algunos psiquiatras paranoia esquizoide (desconfianza de otros, se siente atacado, despegado de la realidad, nunca se equivoca) y dislalia (hablar lento y discontinuo). Escasos frenos: pavor a Trump, calificadoras y TLC.

 

Ese diagnóstico lo inhabilitaría plenamente por el alto riesgo para el país. El artículo 110 constitucional reza “El Presidente de la República, durante el tiempo de su encargo, sólo podrá ser acusado por traición a la patria y delitos graves del orden común”. Juez: el Congreso, donde tiene absoluta mayoría.

 

En síntesis, no puede ser destituido, sin importar el grado de ineptitud o mal desempeño. Puede hacer lo que quiera, aún en perjuicio grave del país.

 

¿Tiene salida el callejón?

 

Pesadilla. Angustia. Callejón sin salida. Pero no eternamente atrapados. En cuatro años y medio, concluirá su mandato y en 2021 podría perder mayoría en el Congreso.

 

¿Y si el Presidente faltara?

 

¡Grave! Se repite el escenario. Al salir Porfirio Díaz, que produjo anarquía y revolución. Por estilo autoritario, no acepta opiniones diferentes. No ha formado potenciales relevos.

 

Riesgos. Antecedentes cardiacos e intenso ritmo de trabajo autoimpuesto. O un atentado contra su vida. O, se hace realidad su temor manifiesto, un golpe de Estado, particularmente con unas fuerzas armadas a las que ha ofendido con sus torpezas.

 

Realidad peor que la pesadilla. La angustia de una novela distópica.

 

El autor ha sido consultor empresarial en talento directivo,
investiga y escribe sobre las tendencias de la humanidad.

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