Francisco J. Siller
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se ha esmerado en los últimos días en demostrar que la perspectiva de genero y derechos humanos, están presentes en todas sus acciones. A todas luces, se ve que carece de una estrategia con perspectiva para mejorar a ese sector mayoritario, al que ha dejado de lado.
Hoy, hace un año, al conmemorarse el Día Internacional de la Mujer, en su discurso en Palacio Nacional, el presidente dio prioridad al combate a la corrupción y dejó en un segundo término los derechos de las mujeres. Incluso aseguró que las mujeres no necesitan organizaciones para conquistar sus derechos.
A un año ded distancia, las cosas siguen igual, el gobierno no hace gran cosa más que recetar mejoralitos para paliar su situación. La diferencia está en que hoy, las mujeres están levantando la voz y exigiendo la atención de un gobierno que las ha dejado de lado, que no ha respondido a su obligación de respetar sus derechos.
El gobierno de la 4T no ha hecho nada más que enviar malas señales lo que denota el desconocimiento de lo que es la perspectiva de genero y de los problemas que desde su arribo a Palacio Nacional ha causado la falta de una política clara y de acciones contundentes en ese sentido.
Desde luego, que muchos de los aspectos legales para apoyar a las mujeres no caen en el ámbito del presidente, pues eso corresponde en realidad al Congreso de la Unión y a los congresos locales en las 32 entidades de la República, pero en un regimen hiperpresidencialista como el que vivimos, nada se mueve si no hay orden presidencial.
Seguramente usted recordará la frase: “Soy dueño de mi silencio”. La dijo en una de sus tantas mañaneras cuando se le pregunto su opinión a la despenalización del aborto. Para él fue fácil sacarle la vuelta al tema. Tenemos un presidente que no está dispuesto a tomar el toro por los cuernos, en este y en muchos otros temas.
Pero regresando al festejo del Día de la Mujer de 2019, López Obrador se dio el lujo de criticar los movimientos feministas y de derechos humanos, porque según él formaron parte del regimen autoritario, que ayudaron a mantenerlo, convirtiendo la política en un asunto gremial.
El presidente piensa que en el combate a la corrupción está el acabar con la desigualdad social y económica, la pobreza, el abandono y la discriminación. Para él es un asunto prioritario y pretende que todos lo vean de igual modo, aunque con ello se lesione la igualdad de género y los derechos humanos.
El error de ese tipo de políticas públicas está en la negativa de incorporar como política de estado a las mujeres y sus derechos y no afectarlas con acciones que se toman, con una óptica masculina e incluso plena de misoginia o con base a creencias personales o religiosas y que no garantizan el desarrollo de una plena democracia en el país.
Por cierto, que hace un año la secretaria de Gobernación Olga Sáncez Cordero propuso un Código Penal nacional único, para que el gobierno federal procurara la protección de mujeres y evitar que sean revictimizadas. Hoy apenas el tema esta en el debate si se presenta o no al Congreso de la Unión.