sábado, noviembre 30, 2024

PERFILES POLÍTICOS: Trilogias…

Francisco J. Siller

Los tres principales protagonistas del videoescándalo que involucró a René Bejarano Martínez conocido como “El Señor de las Ligas” y que dañó la imagen de Andrés Manuel López Obrador para la elección presidencial de 2006, están en la mira del gobierno. Dos de ellos están sujetos a proceso y el tercero, detenido en Argentina, esperando un trámite de extradición.

Son Carlos Ahumada Kurtz, Rosario Robles Berlanga y Juan Collado Mocelo estos dos ya en el reclusorio, vinculados a proceso. Los tres fueron protagonistas del tremendo golpazo al actual Presidente de México, que lo dejo tan mal parado que perdió la elección por escaso margen.

Para dar contexto a este asunto, fue el 3 de marzo de 2004, cuando Brozo dio a conocer un video proporcionado por el panista Federico Döring, en el que Bejarano recibía fajos de billetes destinados a López Obrador y que separaba con ligas –de ahí el mote de “Señor de las Ligas”–, “el profe” fungía entonces como coordinador de la fracción del PRD en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

Bejarano, quien se encontraba en un estudio aledaño al de Brozo fue invitado al programa que se emitía en vivo y sorprendieron al esposo de Dolores Padierna –hoy vicepresidenta de la Cámara de Diputados– y le presentaron el video. No supo que decir. ¿Cómo explicar el porqué recibía esos fajos de dólares?

Rene Bejarano fue sujeto a proceso ocho meses después de la fatídica transmisión y truncó su carrera política y desde luego afectando la de su esposa Dolores Padierna. Para el 5 de julio de 2005, fue puesto en libertad, cuando aún López Obrador era Jefe de Gobierno del Distrito Federal. No tuvo un siquiera “usted disculpe” por parte de la Procuraduría General de la República.

Hoy otra trilogía se suma a esta historia: Dolores Padierna, René Bejarano y el juez federal Felipe de Jesús Delgadillo Padierna –sobrino de Padierna– que se ha empesinado en mantener a Robles Berlanga tras las rejas. De que hay conflicto de interés ni se diga. De ahí que el juzgador haya dictado la prisión, argumentando que la imputada podría evadirse, aún cuando por ser un delito no grave, podría seguir el proceso en libertad.

Esto útimo parece no preocupar al presidente López Obrador. En la “mañanera” del viernes dijo que “se va aplicar la ley sin consigna de perjudicar a nadie y buscando que, en efecto, se haga justicia. No veo yo que a estas alturas, en un ambiente nuevo, alguien quiera retorcer la ley o cometer una injusticia”.

Y justificó diciendo que la opinion pública está muy pendiente  y ejemplificó que a Santa Anna y a Porfirio Díaz no fueron las armas en realidad las que los derrotaron, sino la fuerza de la opinión pública. “Ahora hay algo parecido, hay una voluntad colectiva dispuesta a no permitir ninguna ilegalidad, ningún atropello, ninguna injusticia, estamos viviendo una época excepcional”.

¿Pero donde está el punto de confluencia de la trilogía Ahumada, Robles y Collado? Muy simple: Los dos primeros eran pareja sentimental y el abogado el que intervino en la compra del video elaborado por el primero por encargo del expresidente Carlos Salinas de Gortari –quizá de ahí el odio– y que se afirma involucró al panista Diego Fernández de Ceballos. Se dice que por esto el empresario de origen argentino recibió más de 30 millones de pesos.

Por cierto, que la misma semana en que se conoció el video del “Señor de las Ligas”, hubo otro escándalo protagonizado por el secretario de Finanzas del gobierno de López Obrador, Gustavo Ponce, a quien un video mostraba haciendo apuestas millonarias en una mesa de Black Jack en el casino Belagio de Las Vegas.

Pues bien, los delitos que se le imputan a la triada anti AMLO no tienen relación entre sí, porque a Ahumada –detenido en argentina el miércoles pasado– se le acusa de evasión fiscal, a Robles de daño patrimonial por más de 5 mil mdp y a Collado, por lavado de dinero y operación con recursos de procedencia ilícita. Sólo falta que hoy también los acusen de asociación delictiva.

Este asunto es digno de una telenovela…

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