martes, diciembre 3, 2024

PERFILES POLÍTICOS: Cada quien su forma de matar la pulga

Francisco J. Siller

Por fin y en medio de la crisis sanitaria del COVID-19, el gobierno federal dio a conocer este miércoles su programa de once puntos para enfrentar la crisis económica, y en los que en ningún momento se tomó en cuenta a la iniciativa privada en sus ofertas y demandas de apoyo.

Es un plan dirigido a garantizar los programas prioritarios del presidente López Obrador, entre ellos las pensiones, becas, apoyos a niños y jovenes, atención médica y medicamentos gratuitos, Tandas y Banco del Bienestar, las 100 universidades, los fertilizantes y los precios de garantía, entre otras acciones.

Desde luego, se incluyen además la Refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto de Santa Lucía, así como la producción petrolera, la rehabilitación de seis refinerías, la modernización de plantas hidroeléctricas, caminos y carreteras, el tren interurbano CDMX-Toluca y el tren de Guadalajara.

Sin embargo son acciones que ya estaban incluídas –junto con otras, como el Itsmo de Tehuantepec, la zona libre de la frontera norte y el espacio cultural de Los Pinos–, en el Plan Nacional de desarrollo sexenal que presentó el año pasado el gobierno federal, sin que se aporte algo nuevo para hacer frente a la crisis económica que tenemos encima.

El presidente López Obrador esta actuando y hasí lo afirma de manera contraria a la que se ha actuado para enfrentar crisis como la que nos aqueja. El planteamiento que se hace en México tiene que ver con nuestra concepción sobre el desarrolloEs distinto a lo que se hacía en el periodo neoliberal

El plan tiene once puntos clave, entre ellos la reducción de salarios a altos funcionarios, eliminación del aguinaldo, la cancelación de diez susbsecretarías, reubicación de servidores públicos, dejar de rentar edificios, vehículos, bodegas, inmuebles, para generar ahorros necesarios por la reducción de la recaudación fiscal y la caida del petróleo.

Habla también de un aumento en el presupuesto para fortalecer el blindaje de los programas sociales y de los proyectos prioritarios en 622 mil 565 millones de pesos, del otorgamiento de tres millones de créditos dirigidos a la población más necesitada y a la clase media.

El presidente sigue en la idea que el gobierno federal creará dos millones de nuevos empleos. Que logrará proteger al 70 por ciento de las familias mexicanas pobres y a los integrantes de las clases medias. Todo ello, sin aumentar el precio de los combustibles, sin aumentar impuestos o crear impuestos nuevos y sin endeudar al país.

López Obrador está empeñado en demostrar que hay otra forma de enfrentar las crisis sanitaria y económica aplicando sus principios de no corrupción, fortaleciendo valor y principios humanistas, gobernando para y con el pueblo.

Sin lugar a dudas el plan esbozado en Palacio Nacional carece del como lograrlo. No habrán prestamos  que afecten la deuda externa, no a los nuevos impuestos, ni aumento a los actuales, o a los gasolinazos o como mitigar la baja en la economía que este año podría rondar entre el seis u ocho por ciento.

En contraparte, parece no importar la perdida de empleos, porque esta seguro que creará dos millones, ¿Pero como? Sí se avisora la quiebra de más de un millón de pequeñas y medianas empresas que son las que dan empleo a un mayor número de mexicanos, porque no todos son burócratas o trabajan para las grandes empresas.

Por cierto, que buena parte de su mañanera, el presidente la uso para exponer su desacuerdo y criticar ese modelo neoliberalista que tanto brechaza y no olvido su critica hacia los medios conservadores que lo critican un día si y otro también. En fin, la retórica de todos los días, que ahí queda para la historia.

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