jueves, noviembre 21, 2024

Pacientes con diabetes e hipertensión sin control médico, son más propensos a tener un Ictus, advierte especialista del Centro Médico ABC

CIUDAD DE MÉXICO.- El ictus o enfermedad vascular cerebral es muy frecuente en todo el mundo y México no es la excepción. El Dr. Juan Manuel Calleja Castillo, neurólogo vascular, líder del programa Ictus en el Centro Médico ABC, indica que alrededor de 150 mil personas lo padecen en México cada año.

De acuerdo con el especialista, con la pandemia por COVID-19 hubo un incremento en la incidencia de ictus, ya que el virus de SARS-CoV-2 invade el parénquima cerebral, endotelio, corazón y altera la coagulación, por lo que, tiene capacidad de producir un ictus sobre todo en pacientes que tienen predisposición, además del riesgo en la salud por llevar una vida más sedentaria, así como por aquellos que, por miedo a contagiarse, no acudieron a recibir atención médica.

El ictus es un problema de salud que debe atenderse de forma rápida, pues presenta riesgos en quien lo padece. El Dr. Calleja señala que, uno de cada cinco puede fallecer y un 60% de los pacientes que sobreviven pueden tener un tipo de discapacidad, con algún problema neurológico que le impida caminar o hablar.

El especialista explica que el ictus afecta al cerebro, se le conoce también como enfermedad vascular cerebral, que puede aparecer de dos formas, como ictus isquémico, donde hay una oclusión de una arteria que lleva oxígeno, sangre y glucosa al cerebro; cuando se tapa, se infarta y muere, dañando esa parte en el cerebro. El otro tipo es el ictus hemorrágico, conocido como derrame cerebral, donde se rompe una arteria dando paso a un coágulo en el cerebro.

Aunque los síntomas son similares, para el ictus isquémico es importante considerar como síntomas principales: una parálisis de medio cuerpo, debilidad de brazo, pierna o cara, problemas para hablar o comprender el lenguaje. Estos síntomas también se presentan en el ictus hemorrágico, pero hay, además, dolor de cabeza intenso o severo y puede haber perdida de la conciencia o el sentido.

De acuerdo con el experto, el principal factor de riesgo para los dos tipos de ictus es la presión arterial alta, además de diabetes, colesterol elevado, obesidad y falta de actividad física. Para quien no tiene estos factores de riesgo, es importante que tenga una dieta sana, que no fume y, para quien tiene las comorbilidades antes mencionadas, es necesario que lleve un buen control de esos padecimientos.

Asimismo, es de notar que se trata de una enfermedad con una mayor incidencia en adultos de más de 60 años, pero recientemente se está presentando cada vez más en adultos jóvenes, debido a los factores de riesgo, pero, sobre todo, por la falta de actividad física y mala alimentación, por lo que la prevención se vuelve fundamental y, por lo tanto, el experto recomienda incluir un Check up general por lo menos una vez al año para conocer el estado de salud y así evitar complicaciones a mediano y largo plazo.

Asimismo, se trata de una condición que es más común en hombres, ya que, hasta cierta edad, las mujeres están protegidas por las hormonas femeninas, no obstante, después de la menopausia, se iguala en ambos sexos.

En el marco del Día Mundial del Ictus, 29 de octubre, el Dr. Calleja Castillo señala que se debe hacer conciencia sobre este padecimiento y reconocer los síntomas para acudir de forma rápida al hospital, donde se hacen procedimientos para destapar la arteria, con lo cual el paciente mejora notablemente.

“En el Centro Médico ABC, desde hace 10 años contamos con el Programa de Ictus, en el cual se brinda una atención multidisciplinaria y efectiva para ofrecer al paciente los tratamientos más eficaces a nivel mundial. Lo hacemos con mucha eficiencia, estamos certificados por la Joint Commission International para el programa de ictus. Somos el único hospital en México certificado internacionalmente para la atención de enfermedades cerebrovasculares (ictus)”.

Añade que “el tratamiento es a través de medicamentos para romper la vena y quitar los coágulos y que, de esta forma, la circulación cerebral se restablezca, o bien, cateterismos hacia el cerebro para eliminar el coagulo con resultados eficaces”.

Sin embargo, cuando el paciente no acude a tiempo, las secuelas se manifiestan con parálisis de la mitad del cuerpo, obligando a que el paciente permanezca en cama, con lo cual disminuye su calidad de vida al encontrarse incapacitado para comunicarse y llevar a cabo sus tareas cotidianas como solía hacerlas.

Así, si llega a haber complicaciones o secuelas, el grupo de rehabilitadores con terapia de lenguaje y nutrición, intervienen para buscar la mejoría del paciente, en este sentido, la Mtra. Alejandra Covarrubias, neurolingüista y psicopedagoga del Centro Médico ABC, menciona que la rehabilitación cognitiva y de lenguaje son necesarias para el paciente con ictus, sobre todo, al que, desafortunadamente, le hayan quedado secuelas.

Por lo que se lleva a cabo un trabajo profundo con los pacientes, sobre todo en la parte de funciones ejecutivas como memoria, habilidades para comunicarse, procesar la información o situaciones tan básicas como leer y expresar sentimientos de amor, por ejemplo.

“El lenguaje toma vital importancia ya que es una habilidad que nos permite transmitir quienes somos, nuestros sueños y sentimientos, así como las metas a seguir, que cuando no las puedes decir, no solo afecta al paciente sino a toda la familia, siendo esta una de las incapacidades que se viven con mayor dolor”, señala la experta.

Es por ello que las terapias de rehabilitación cobran relevancia para el paciente y sus familiares, porque sin duda, en muchos casos, logran recuperar las funciones dañadas y reestablecer la vida después de pasar por un ictus.

La Mtra. Covarrubias añade que las terapias de rehabilitación pueden iniciar desde que el paciente se encuentra en terapia intensiva, cuando las condiciones cognitivas lo permitan, se crea desde este momento un programa hecho a la medida para cada uno de los pacientes con objetivos específicos con la finalidad de recuperar, en la medida de lo posible, las habilidades que se han visto comprometidas. El vínculo y el encuentro con el paciente y la familia comienza entonces desde esta etapa aguda.

“No todos los pacientes que tienen un ictus tienen las mismas secuelas, por lo que la sensibilidad en el trato es fundamental. Las consecuencias de no pertenecer a un programa de rehabilitación, es que, incluso, se puede llegar a destruir el núcleo familiar y presentar problemas de adiciones si no hay un sistema de contención”, explica Alejandra Covarrubias, quien cuenta con maestrías en gerontología y neurociencias.

Por lo que, el trabajo con la familia es fundamental para la rehabilitación del paciente, su apoyo incondicional logra que mejore considerablemente, readaptándose a su nueva condición de vida. “En el Centro Médico ABC se creó el Grupo de Apoyo para Pacientes y Familiares de Ictus, para ofrecer acompañamiento y rehabilitación cognitiva y de lenguaje, tiene cuatro esferas: la biológica, psicológica, social y espiritual; es gratuito para pacientes del ABC y de otras instituciones”, explica la experta.

Agrega que en el Grupo se crea un sentido de pertenencia ya que al saber que hay más pacientes y familias que están pasando por esta situación de salud, ellos mismos se apoyan convirtiéndose en un grupo de soporte, con lo cual se mejora de manera importante la calidad y sentido de vida del paciente y sus familiares.
AM.MX/fm

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