miércoles, abril 24, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Sexto Informe: Fantaseando la realidad

Pablo Cabañas Díaz
Con una estrategia mediática que parece olvidar la derrota electoral del pasado primero de julio, Enrique Peña Nieto, nos narra una realidad idílica en los cientos de promocionales que se emiten  cada hora, en radio y televisión sobre su sexto y último Informe de Gobierno. Una vez más como desde 1982,  la apertura económica y el libre mercado se presentan como la vía para el progreso de México; sin embargo, los indicadores económicos y sociales no reflejan este hecho. La continuidad en el enfoque de las políticas públicas iniciadas en  1982, en el gobierno de Miguel de Madrid (1982-1988), Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), Ernesto Zedillo (1994-2000) y permaneció en los gobiernos de Acción Nacional encabezados por Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012),  y con el retorno del PRI a la jefatura del Poder Ejecutivo (2012-2018).  Esos 36 años, llevaron a México a una crisis sin precedentes. Las privatizaciones de 1982 al 2018, no estuvieron encaminadas a mejorar ni la eficiencia privada, ni la eficiencia pública o a mejorar el bienestar social, sino a satisfacer los intereses de los grupos de beneficiarios la reforma energética no fue la excepción.
La administración de Peña Nieto inicia acotada por pactos, acuerdos y negociaciones que al paso de los años cobraron su factura y sus intereses respectivos. Baste señalar, que setenta y dos horas después de tomar posesión como presidente enfrentó importantes presiones del Fondo Monetario Internacional, para realizar las reformas que le había “sugerido” la Organización para el Desarrollo Económico (OCDE), como se puede apreciar en un comunicado oficial el Directorio Ejecutivo FMI en el que se afirma que México requerirá reformas estructurales para incrementar la productividad y la inversión, al tiempo que proyectó un crecimiento económico del país orientado al 3.5 por ciento para 2014.  El crecimiento económico no se pudo lograr, la inseguridad llegó a niveles nunca vistos en el país, y la corrupción llevó a una crisis casi terminal al PRI.
La agenda de reformas era la zanahoria para que la OCDE y el Banco Mundial (BM) establecieran en México un laboratorio para probar sus recetas. Entre las recetas ilusorias estaba la de aumentar la fuerza laboral calificada, mejorando en por lo menos 10 por ciento los puntajes de las pruebas ENLACE, lograr mayor participación del sector privado en la prestación de servicios sociales e incrementar en un 10 por ciento las zonas forestales certificadas en 5 años. El primer resultado real  de los primeros meses de Peña Nieto  fue que el propio BM recortó de 3.4 a 3% su pronóstico de crecimiento de la economía mexicana para el año 2014. Al seguir estas recomendaciones al pie de la letra se logró la derrota electoral del PRI, la caída en la popularidad del presidente y la caída del poder adquisitivo de amplios sectores de la población.

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