Pablo Cabañas Díaz
Ricardo Garibay (1923-1999), este año se cumplen 25 años de su muerte. Falleció el tres de mayo de 1999, a los setenta y seis años, vencido por el cáncer, pero haciendo hasta el último momento lo que siempre quiso: leer y escribir. Garibay es un escritor ignorado, pero lo trágico es que se comenta más sobre él desde su muerte, que cuando vivía. Nunca, nadie, en la historia de la literatura mexicana, escribió tanto y tan bien como él, y a pesar de ello nunca una obra fue tan ninguneada por los suplementos culturales, las revistas literarias y los estudios académicos como la suya.
Pocos se refieren a él como el creador de un personaje arquetípico de la sociedad urbana en el México del siglo pasado: “El Milusos”. Muchos menos, como el cronista imprescindible de las páginas editoriales del Excélsior de Julio Scherer. Escribió sesenta libros y lamentablemente, no se cansaba de denostar contra Juan Rulfo.
En mayo de 1984 me expresó: “Una de las personas que más lástima me da es Juanito Rulfo, el glorioso autor de dos libros de cien páginas; nadie ha vivido nunca tan bien como Rulfo a cambio de tan pocas páginas escritas, dos libros, folclóricos, buenos, que lo han hecho vivir hasta los setenta años, desde hace cuarenta.” Las obras se acumulaban una tras otra, pero muy pocos críticos las tomaban en cuenta. Garibay tuvo que dividirse entre el periodismo, el guionismo y la televisión, y alguno que otro trabajo eventual para dar de comer a los suyos.