Pablo Cabañas Díaz
Emilio Amero, (1901-1976), fue un pintor, grabador, dibujante, fotógrafo, director de cine y profesor. A los dieciséis años dibujó viñetas para el periódico México Nuevo, dos años más tarde coincidió con Rufino Tamayo en la Academia de San Carlos y su primer trabajo fue como dibujante para el departamento de dibujo etnográfico del Museo de Arqueología, dirigido en ese entonces por el propio Tamayo. Ese temprano contacto con el México prehispánico tuvo un evidente influencia en su obra.
En Nueva York se relacionó con el mundo del espectáculo y su primera exposición tuvo lugar ése mismo año en la Drama Book Shop Inc., ahí expuso una veintena de caricaturas de los personajes más importantes del mundo del teatro. Ahí mismo descubrió a los modernistas americanos y al grupo de los precisionistas: Ralston Crawford, Louis Lozowick Charles Demuth, Elsie Driggs y Charles Sheeler.
De todos los artistas que descubrió en ése momento, Max Weber homónimo del sociólogo tuvo una gran influencia en Emilio Amero a quien consideró el pintor norteamericano más importante del siglo XX. Los casi cinco años que duró la primera estancia de Amero en Nueva York fueron primordialmente formativos y de experimentación.
A su retorno a México, fundó un taller dedicado exclusivamente a la litografía y junto con Francisco Díaz de León y Gabriel Fernández Ledesma promueve la exposición Cien años de litografía mexicana”, que se lleva a cabo en la sala de arte del departamento de Bellas Artes de la Secretaría de Educación Pública fundada por Díaz de León.
En 1932, en la Galería Posada expuso su trabajo experimental y la obra de sus alumnos y amigos: Alfredo Zalce, Carlos Mérida, Federico Canessi y Manuel Álvarez Bravo. Amero regresó a Nueva York donde la caricatura y la ilustración cedieron lugar a la enseñanza, participó en la New School for Social Research como profesor invitado y comenzó a producir litografía de manera masiva.
Años más tarde, se convirtió en profesor en la Escuela de Arte Florence ,en Nueva York, realizó murales para la Administración de Progreso de Obras y experimentó con la fotografía y el cine, creando una película titulada 777. Desarrolló una amistad con el poeta Federico García Lorca, quien escribió un guión para una película inconclusa de Amero titulada Viaje a la Luna. En 1935, exhibió exitosamente en la Galería Julien Levy de Nueva York y posteriormente ayudó a Henri Cartier-Bresson a exhibir allí. Amero se convirtió en el gran maestro de la litografía y es por lo que más se le conoce y recuerda.