Pablo Cabañas Díaz
Fue Jesús Antonio Sam López, un policía de la vieja guardia que se encargó de combatir a la guerrilla en la capital del país entre 1970 y 1976, periodo en el que dirigió a la Policía Judicial. Durante más de cuatro décadas de carrera policial, Sam López fue también director del penal de las Islas Marías; procurador de Justicia de su natal Nayarit en el sexenio del coronel Rogelio Flores Curiel; procurador de Justicia de Colima durante más de nueve años, en las administraciones de Carlos de la Madrid Virgen y Fernando Moreno Peña; así como funcionario adscrito al área de estupefacientes de la entonces Procuraduría General de la República.
Se autodefinía como un hombre duro, en la mayoría de los puestos que ocupó, dejó tras de sí una estela de denuncias en contra de luchadores sociales, como fue el caso de Nayarit, y en el estado de Colima, donde hubo movilizaciones para exigir su destitución. Pero, Sam López durante largos años tuvo el respaldo de los sectores empresariales, de los comerciantes y los gobernadores en turno, por su efectividad en el combate a la delincuencia, especialmente en el caso de los secuestros.
Sobre los señalamientos en su contra, argumentaba: “Yo vivo de mi mala fama”, y se jactaba: “De tres cosas nunca podrán acusarme: de ladrón, flojo o desleal, y lo demás tienen que probar. Al iniciar el siglo XXI, no se mostró preocupado por las investigaciones de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado que, en el sexenio de Vicente Fox, lo trataron de hacer responsable de la “guerra sucia” de la década de los setentas.
Sam López, aseguró que nunca ordenó la desaparición de nadie, por lo que las indagatorias sobre lo sucedido entonces y expresó enfático :“me tienen sin cuidado, porque tengo la conciencia tranquila”. Además, quien era procurador de Justicia de Colima consideró que la actuación de la policía en esa época, “dentro de los cánones legales, como se llevó a cabo, ayudó a la paz y tranquilidad que ahora tiene este país”.
Sin embargo, en 1996, en una comparecencia ante el Congreso del estado de Colima, Sam López reconoció el “trabajo sucio” de la corporación. “Su servidor y amigo –dijo a los diputados– vivió ya la guerrilla hace 25 años. Mi director y subdirector en ese tiempo fueron enviados al hospital heridos, su servidor también. Es cierto, ya la vivimos, y puedo decirles que, a la Policía Judicial, no sólo la de la ciudad de México, que estaba a mi mando en ese entonces, sino las de toda la República, se encargaron del trabajo sucio. Nos apoyaron las Fuerzas Armadas, por supuesto, pero el trabajo sucio lo realizó la policía.”
En una entrevista concedida en 2001, se quejó de que nadie reconocía el trabajo de la policía. “La mejor prueba es que tengo en el cuerpo un plomazo calibre 45, ¿y quién defendió mis derechos humanos cuando me dieron el balazo? Hasta la fecha sigo esperando que me digan. Me mandaron al hospital, estuve un mes y ya me andaba muriendo”.