jueves, abril 18, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Petróleo y poder

Pablo Cabañas Díaz
Los compromisos pactados por el gobierno de Enrique Peña Nieto con las empresas petroleras empiezan a ser un factor de inestabilidad para la nueva administración de López Obrador. Es importante hacer mención que en el paquete de la reforma energética, las leyes secundarias establecieron las especificidades sobre los cambios fundamentales a la Constitución. El transitorio 5o del Decreto de la Reforma establece que los particulares podrán reportar para efectos contables y financieros la asignación o contrato correspondiente y sus beneficios esperados.
Estas presiones tienen como antecedente un reporte del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, realizado en octubre del 2012 por el equipo de asesores de quien era el titular de ese organismo, el senador Richard Lugar. El reporte, titulado “Petróleo, México y el acuerdo transfronterizo”, enfatiza que las inversiones de gran escala serán posibles siempre y cuando se “puedan registrar las reservas en la Comisión de Cambios y Valores de Estados Unidos, una forma de contabilidad financiera que no incluiría inversiones conjuntas o contratos de riesgo con Pemex. El reporte, que tiene fecha del 21 de diciembre de 2012, fue ratificado por el Senado mexicano el 12 de abril del 2012, formalmente  se provee una base bilateral, desde la que ambos países pueden desarrollar el marco necesario para la producción conjunta de petróleo y gas natural en las reservas que se extienden a lo largo de sus fronteras marítimas en el Golfo de México. Existen más acuerdos  pero permanecen en reserva.
La  participación de las empresas petroleras en México, se ha minimizado al punto de que existen escasas referencias sobre ellas en nuestros medios de comunicación. Desde 2013, se asignaron concesiones a 70 petroleras privadas. Los conflictos de intereses que existen en esas concesiones son de tal magnitud que se van convirtiendo en un factor de riesgo para la estabilidad política y financiera del país . El poder  de las grandes petroleras, se pudo apreciar en  la cumbre llamada “México y su banca: protagonistas en el nuevo orden económico internacional”  tuvo lugar en Acapulco, Guerrero el 10 y 11 de marzo de 2016 . En esa ocasión Enrique Peña Nieto, estuvo acompañado por uno de los arquitectos de la privatización de Pemex,  George Friedman, fundador y director de Geopolitical Futures , del general David Petraeus , ex director de la CIA y de Robert Zoellick, ex presidente del Banco Mundial. El moderador fue Jaime Serra Puche, presidente del Consejo de Administración de BBVA Bancomer, La clausura  fue realizada por el CEO de Black Rock, Larry Fink quien posee fuertes intereses en Pemex y  en el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México .
El Plan de Negocios que Pemex  negoció  con las empresas petroleras se dio a conocer el tres de noviembre de 2016, y mostraba los  nuevos esquemas de “asociación, coinversión con terceros o servicios con terceros”. El pacto entre las petroleras y el gobierno mexicano cambió dos años después al  presentar el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, su  Plan Nacional para la Producción de Hidrocarburos.
Una vez realizada la reforma de Pemex, los directivos de Black Rock,  Stephen Schwarzman, y  Larry Fink se reunieron con  Enrique Peña Nieto e integrantes de su gabinete el 29 de julio de 2015, en una cena celebrada en Palacio Nacional, en la que  se recordó  que antes de ser candidato presidencial, en la ciudad de Nueva York, compartió con Fink –la posibilidad de hacer una reforma como la que se había alcanzada era impensable.
Un dato estratégico que pocas veces se toma en cuenta y este es que BlackRock se  hizo del control directo e indirecto de cinco proyectos de infraestructura energética, entre ellos Los Ramones, y seis bloques de exploración petrolera entre 2015 y 2017. El control se estableció a través de una compleja estructura corporativa que pasa por múltiples paraísos fiscales y de instrumentos de inversión (iShares) que sigue el comportamiento de acciones de 69 empresas en la Bolsa Mexicana de Valores -a través de replicar índices bursátiles-, lo que la hace la inversionista más grande del mercado bursátil mexicano.

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