Pablo Cabañas Díaz
El gobierno de Enrique Peña Nieto es el que más gastó en la historia del país en campañas publicitarias. Ningún presidente antes había gastado tal cantidad de dinero para promover su imagen y la de su partido político. En el año 2014, el 83% del gasto de publicidad de la Presidencia de la República y de los gobernadores de los estados fue a parar a Televisa (57.6%) y a TV Azteca (25.6%). En 2009, el relator especial de las Naciones Unidas para la Promoción y Protección de la Libertad de Expresión, Frank La Rue, advirtió en el Senado de la República que los monopolios en medios de comunicación son una amenaza para el Estado de derecho. El monto de lo entregado en recursos públicos a los periodistas fue de mil 81 millones 715 mil 991 pesos, entre gastos de publicidad, de comunicación y “otros servicios”. El que más recursos obtuvo fue Joaquín López Dóriga, que con cuatro de sus empresas recibió 251 millones 481 mil pesos.
Es en este contexto, que en México, bajo el amparo de la libertad de mercado y la propiedad privada, se ha producido una de las situaciones que los defensores originarios de la acepción liberal de la “libertad de expresión” no previeron, la cual no es otra que la concentración de los medios de comunicación y de las columnas de opinión en muy pocas personas. En la radio de la Ciudad de México, seis grupos radiofónicos cuentan con 35 frecuencias que tienen un alcance promedio acumulado de 60% de la audiencia.
Los grupos de poder económico han convertido a los medios en instrumentos de presion política. La prioridad de los dueños de los canales de televisión, de las estaciones de radio y de las publicaciones impresas y digitales no son los contenidos que emiten, sino sus actividades en otros sectores productivos, los medios y las redes se han convertido en muchos casos en instrumentos de extorsión. Como consecuencia de esta concentración, nos encontramos ante lo que se conoce como “efecto ventrílocuo”, que se podría resumir del siguiente modo: a pesar de existan diferentes empresas de medios de comunicación, todas repiten las mismas noticias.
Las duras condiciones en las que actualmente se ejerce el periodismo en México y el papel de los medios masivos de comunicación en el país, en especial la televisión, cuya concentración del poder, no sólo sirve para controlar a la opinión pública sino también para, en muchos casos, difamar y criminalizar a los críticos a sus intereses. Se tejió una documentada alianza con el PRI y el PAN , que permaneció en el poder durante 18 años. Durante esos años, comunicadores y empresarios no cuestionaron a las distintas administraciones y, al poder político por lo que nos e puso freno a la expansión de sus negocios y a la concentración de los mercados. A cambio de obtener ingresos notables. En México no se cuenta con umbrales mínimos y máximos de concentración y competencia; asimismo, la posibilidad de establecer este tipo de análisis es escasa, dadas las limitaciones para obtener datos confiables y de calidad.