Pablo Cabañas Díaz
(Segunda parte)
El PRI presentó a finales de noviembre la candidatura de José Antonio Meade como un aliento de aire fresco. Con Meade el tricolor buscó un personaje con buena fama pero abrió heridas dentro del partido, que aún no han cicatrizado. La imagen que se buscó transmitir se fue disuadiendo con el tiempo. De hecho, el aspirante de la transformación ciudadana , pocas horas después de que Enrique Peña Nieto lo destapase, le pedía al partido que lo hiciese suyo.
A los problemas de fondo que vive el PRI se suma la imagen que proyecta de su candidato . Víctor Gordoa, fundador del Colegio de Imágen Pública de México, señaló el 24 de enero en el programa de radio Fórmula “Ciro por la Mañana”, que el problema con Meade va más allá del vestuario porque no proyecta coherencia, pasó de ser el candidato impoluto a contagiarse del PRI. “Era el candidato limpio, el mejor candidato para el PRI aunque no fuera priista, con una imagen de político, que en realidad no es político; y en lugar de conservar esa imagen pura, en una sola semana pasó a contagiarse de la imagen del PRI”. La frase ” háganme suyo” echó por la borda el perfil que el PRI quería manejar para Meade.
A la imagen política se añadió la personal: en un diálogo con militantes del Partido Nueva Alianza (Panal) en Acapulco, Guerrero, el exsecretario de Hacienda aceptó ser consumidor de la llamada “comida chatarra” y reconoció que hacer dieta es una tarea difícil. “Trato de comer sano, variado y suficiente y por más esfuerzos que hago de que mi dieta sea de lechuga y de pechuga, termina más bien siendo de Chocorroles, de papitas adobadas y recientemente de “Chips Fuego” . Según el senador Javier Lozano que también fue vocero de la campaña del priista Francisco Labastida Ochoa, Meade, no terminará entregando los mismos resultados que derrotaron al PRI en 2000. En las próximas semanas se verá si la presencia del senador ayuda a Meade o por el contrario o tendrán que cambiar de vocero