jueves, marzo 28, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Luis Raúl González Pérez

Pablo Cabañas Díaz.

El nombramiento del presidente de la titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) se dejó pendiente para el próximo martes, ya que en dos votaciones, la activista e hija de la fundadora de Eureka, Rosario Piedra Ibarra, logró la votación más alta, pero no la mayoría calificada necesaria. Habrá una tercera votación, que se llevará a cabo en la próxima sesión del 5 de noviembre., Morena dejó atrás la inconformidad con la terna- en la que figuran también el ombudsman de Oaxaca, Arturo Peimbert y José de Jesús Orozco, ex magistrado electoral que avaló la elección de Felipe Calderón- y cerró filas con Rosario Piedra.

Se acaba la gestión de  Luis Raúl González Pérez lejos del reconocimiento de haber sido un auténtico defensor de los derechos humanos, sobre todo en medio de la crisis humanitaria en que está sumido México.  Con un historial al servicio del PRI, González Pérez  trabajó en la entonces   Procuraduría General de la República (PGR) como fiscal especial para cerrar, el expediente Colosio con la verdad jurídica de que Mario Aburto fue un asesino solitario y que detrás del crimen del candidato presidencial del PRI no hubo ninguna motivación política ni muchos del narcotráfico.

Luego formó parte del equipo de confianza en la cuestionada gestión de José Luis Soberanes en la CNDH, donde coincidió con el saliente presidente del organismo, Raúl Plascencia Villanueva, a quien el Senado le negó un segundo periodo luego de las severas y extendidas críticas sociales por su complacencia hacia el poder.

Pasó el decenio panista entre la CNDH y la UNAM, donde fue abogado general al lado del  impresentable José Narro Robles, con quien coincidió en el gobierno de Ernesto Zedillo. González era el fiscal especial y Narro, subsecretario de Salud.

En la CNDH, estuvo a cargo del Programa de Agravios a Periodistas y Defensores de los Derechos Humanos, fue primer y segundo visitador general y director de asuntos indígenas.

Aunque en su biografía se destaca que participó en la investigación de la masacre de Aguas Blancas en 1995, que derivó en la renuncia del gobernador de Guerrero, Rubén Figueroa Alcocer, en realidad fue la investigación especial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), la que abrió la puerta para la salida del gobernante.

Fue la primera de una serie de investigaciones especiales que la Corte realizó en época reciente al amparo de la Constitución. Pero esa facultad fue transferida en 2010 a la CNDH sin que Plascencia la hiciera valer.

De la época en que estuvo a cargo del Programa de Agravios a Periodistas lo único que quedó fue la acumulación de expedientes.

González Pérez en su gestión en la CNDH miró más a los intereses de quienes estaban al frente del poder  que al tamaño de la tarea que tenía encomendada.  Desde el plan de trabajo que presentó al Senado estaba añorando al sexenio de Carlos Salinas, por lo que pidió “volver a los principios básicos con los que trabajó la CNDH y que se han perdido en el camino”.

Evocó en sus últimos meses los inicios del organismo creado en 1990 que estuvo bajo la conducción del Jorge Carpizo, fallecido en marzo de 2012. Dividido el grupo político de Carpizo, González Pérez enfrentó incluso al sobrino del ex rector Enrique Carpizo.

González Pérez estuvo  lejos de ser un defensor de los derechos humanos.  Su gestión estuvo al servicio de grupos políticos del PRI y del PAN.  No fue un servidor público a la altura del reto histórico que tiene el país en materia de derechos humanos.

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