sábado, diciembre 21, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Los tres costos del COVID-19

Pablo Cabañas Díaz.

La crisis sanitaria a escala global, y las consecuencias económicas, del COVID-19 a nivel global dependerá de su incidencia y duración, algo que desconocemos en la actualidad. El último antecedente de una pandemia de esta magnitud fue la llamada gripe española de 1918-1920 que se llevó entre 17 y 100 millones de vidas, según diversas estimaciones, con una tasa de mortalidad de un 2 %, una de las más altas de la historia.

La duración de la crisis actual será seguramente menor que en el caso de la gripe española, en cuyo transcurso no se produjeron los confinamientos que se están produciendo ahora. De hecho, al finalizar la primera Guerra Mundial, los países involucrados censuraron la información sobre la incidencia real de esa pandemia que nadie quería reconocer.

La incidencia del COVID-19 es todavía una incógnita. Se puede argumentar que las cifras subestiman el verdadero número de infectados. Las de muertes también podrían estar subestimadas. En consecuencia, desconocemos la verdadera magnitud del problema.

Si la prevalencia de la pandemia es un factor determinante de su impacto económico, su duración no lo es menos. La gripe española tuvo tres fases que abarcaron un periodo de tres años.

La Universidad de Coventry una universidad pública de investigación en la ciudad de Coventry, Inglaterra desarrollo un análisis sobre los costos de la pandemia que se  dividen en tres grupos:

1. Costos médicos

Los costos médicos y farmacéuticos, incluyendo la habilitación de nueva infraestructura, contratación de personal médico adicional, serán sin duda cuantiosos, pero serán el menor de los tres costos.

2. Costos del confinamiento

Los costos del confinamiento son los resultantes del cese de producción total o parcial en muchos sectores y la caída del consumo de muchos bienes y servicios.

No ha habido confinamientos similares en la historia con los que podamos comparar para evaluar el costo del confinamiento actual. El impacto sobre la producción, el comercio y el consumo puede ser muy cuantioso.

Dos meses de confinamiento pueden ser suficientes. Al menos así parece por la experiencia china. Sin embargo, las restricciones al movimiento de personas en el mundo es probable que se mantengan durante bastante más tiempo, por temor a la importación de casos provenientes de países que experimentarán el mismo proceso con cierto retraso respecto a nosotros, lo cual tendrá un efecto muy negativo sobre sectores tan importantes como el turismo o el transporte de viajeros.

El impacto sobre las expectativas se antoja como el mayor problema potencial. En un extremo del rango de posibles escenarios tendríamos el caso en el que la pandemia sólo tenga un efecto económico transitorio, es decir, una vez pasado el confinamiento volvemos a una situación de cierta normalidad, y la economía retoma el pulso, como si nada hubiese pasado.

En el extremo opuesto, una vez pasado lo peor de la pandemia, se mantendría la incertidumbre sobre el futuro, la gente no volvería a los niveles de consumo anteriores a la crisis sanitaria y entraríamos en una recesión económica que se alargaría en el tiempo. Entre los dos escenarios hay mucha diferencia

El análisis del Fondo Monetario Internacional (FMI), es hasta ahora el más que mayor legitimidad posee y prevé que la economía mundial se contraiga bruscamente un -3% en 2020″. Esta caída será la mayor que experimente el mundo desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y la mayor crisis de carácter económico desde la Gran Depresión que arrancó en 1929.

Según el FMI, la crisis que viene será cuatro veces más fuerte que la de la Gran Depresión de 1929. Nunca se había dado una crisis a nivel mundial de esta magnitud.

En marzo, el desempleo en Estados Unidos estaba en niveles mínimos. A finales de marzo, había aumentado alrededor del 13 por ciento. Ese es el número más alto registrado desde la Segunda Guerra Mundial. Los expertos no tienen la cifra exacta, porque el sistema de registro de desempleo no fue diseñado para rastrear un aumento de tal magnitud en tan solo 15 días. En Estados Unidos el número de personas que presenta solicitudes para el seguro de desempleo ha aumentado primero a 3,3 millones, luego a 6,6 millones, y ahora es de 6,5 millones.

Al ritmo actual, como señaló el periódico The New York Times el pasado 13 de abril, el desempleo estadounidense estará aumentando a casi 0.5 por ciento por día.  Para junio la tasa de desempleo podrá alcanzar el 30 por ciento.

La economía enfrenta una crisis profunda. Los ciclos comerciales regulares generalmente comienzan con los sectores más volátiles de la economía: bienes raíces y construcción, o sectores que están sujetos a la competencia global, como la industria automotriz. La desaceleración en esos sectores se transmite al resto de la economía.

El impacto del coronavirus también afecta directamente a los servicios: tiendas, plazas comerciales, bienes raíces, las escuelas, los parques de diversión, las salas de conciertos , los restaurantes, por lo tanto, el resultado es inmediato y catastrófico. En muchos casos, las tiendas que cerraron no se volverán a abrir. Los trabajos se perderán permanentemente. El colapso de la actividad económica no puede ser disfrazado.

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