Pablo Cabañas Díaz
Leticia Romero Chumacero profesora-investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), es la autora del libro; “Laura Méndez de Cuenca (1853-1928): nueve estampas en torno a una escritora singular”, un importante trabajo sobre la historia de amor, desamor, malentendidos, intrigas, abandono, entre una mujer a la que el poeta Manuel Acuña, en realidad, dedicaría su célebre poema “Nocturno”. La dedicatoria que todos conocemos: “A Rosario”, para luego realizar el acto de quitarse la vida.
Esa dedicatoria solo fue una forma para proteger la historia de amor-desamor que apenas comienza a ser conocida. Ésa otra mujer, era Laura Méndez de Cuenca (1853-1928), quien naciera como Laura Méndez Lefort, y sobre la cual la discreción de los amigos del poeta y de Laura misma, cargados en su humildad y respeto por el fallecimiento de quien fuera el padre de su hijo tramaron el epígrafe. Quienes conocieron de sus relaciones, decidieron callar por años, dejando que los lectores y la tradición se encargaran de hacernos creer el invención de que Acuña se había enamorado de Rosario de la Peña y que al no ser correspondido se había quitado la vida.
Manuel Acuña da por terminada su relación con Laura sin saber que estaba embarazada. El resto es historia: Acuña muere por su propia mano “que no se culpe a nadie de mi muerte”, Laura pierde al padre de su hijo; poco después el hijo de Acuña y ella comienza a morirse de hambre, de enfermedad, de pobreza, de abandono. Pues no tienen donde vivir, la familia de Laura la rechaza por ser madre soltera. La historia y la tradición que nos han hecho llegar, cuentan que el poeta Acuña se mató de amor por Rosario, pero esta mujer poco tenía que ver en esta historia, fue una invención para apoyar la tristeza de un hombre que no pudo con su tiempo y su depresión.