miércoles, diciembre 4, 2024

OTRAS INQUISICIONES: “La soledad de los moribundos”

Pablo Cabañas Díaz.

Nadie escribe solo. Después del Día de Muertos, recordé vivencias, lecturas, críticas y charlas del pasado. En esas conversaciones volvió a mi mente una obra titulada por su autor Norbert Elías como: “La soledad de los moribundos”. Elías fue hijo único de un matrimonio judío que no logró escapar de la maquinaria de exterminio de la Alemania nazi. Al perder a sus padres abandona una carrera ascendente de sociólogo para dedicarse al boxeo profesional. Luego intentará otras soluciones. Se formará como terapeuta, estudiará medicina y filosofía y después de diez años de silencio en los que el pensamiento se vuelve sigiloso ejercicio de caza, escribirá su obra descomunal.

Descubrí la obra de Elías en los años ochenta en el postgrado de la Facultad de Ciencias Políticas gracias a mi maestro José María Pérez Gay, cuando al estar leyendo el libro de Sontag Susan-titulado, “La enfermedad y sus metáforas”, Pérez Gay me recomendó la leer: “La soledad de los moribundos”. En esta obra, Elías nos ofrece dieciséis escenas breves donde podemos analizar las distintas formas culturales de experimentar la muerte. Todas parten de una premisa inicial: “lo que crea problemas a las personas no es la muerte sino saber de la muerte”.  Para el autor la muerte se convierte en una problemática en la medida en que cobramos conciencia de que la muerte no es temida en tanto proceso físico, por el que atraviesan los cuerpos, sino por un temor construido socialmente.

Para Elías existen al menos cuatro modos de morir: en primer lugar el intento más antiguo que consiste en las variadas maneras de imaginar una vida eterna en común con otros muertos; en segundo lugar ocultar o reprimir el pensamiento de la muerte; luego estaría la creencia en la inmortalidad personal: la muerte es algo que le sucede a otros. Por último, mirar de frente a la muerte, no como un misterio o como la apertura de alguna puerta, sino como un dato de la propia existencia.

En torno a estos modos se organizarán las reflexiones de Elías sobre la muerte y sobre el trato que en distintas épocas y sociedades se les proporcionó a los ancianos y a los moribundos. Más allá de lo anecdótica de cada escena seleccionada, lo que se pone de relieve en este ensayo –de conformidad con el resto de su obra–, es la confusa articulación entre lo individual y lo social. Si bien es cierto que la represión y el encubrimiento de la finitud de la vida humana, son tan antiguos como la conciencia del fin. Hasta qué punto es profunda la dependencia de un ser humano respecto de los otros. ¿Qué significa seguir siendo una persona ante una situación de enfermedad o de muerte próxima? La respuesta no es sencilla y hasta la misma pregunta tiene necesidad de ser meditada: es algo implícito en lo que he llamado escrituras de la enfermedad.

Las escrituras de la enfermedad son las obras literarias que narran la precariedad y la vulnerabilidad a las que se ven expuestos las personas en una situación de enfermedad y ante la inminencia de la muerte. Este gesto supone también una voluntad testimonial. Desde esta perspectiva, la obra de Norbert Elías resulta lúcida para pensar el trasfondo que implican las escrituras de la enfermedad. Estos textos, escritos desde la precariedad y la inminencia de la muerte, nos invitan a reflexionar sobre las prácticas y los saberes que construimos en forma conjunta en las sociedades modernas. A mi edad ya sabemos que lo importante del viaje es precisamente el destino final. Elías nos ha permitido reflexionar, como es el viaje final.

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