miércoles, mayo 28, 2025

OTRAS INQUISICIONES: La lectura y la escasez de librerías en México

Pablo Cabañas Díaz

 

En un país con más de 129 millones de habitantes, sorprende que el acceso al libro siga siendo limitado. México enfrenta un problema estructural: la falta de librerías y el escaso fomento a la lectura. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el promedio de lectura por persona es de apenas cuatro libros al año, una cifra que evidencia una tendencia preocupante y que se relaciona estrechamente con la disponibilidad de espacios culturales, entre ellos, las librerías.

 

La realidad es alarmante: en México existen menos de mil 200 librerías registradas, lo que equivale aproximadamente a una por cada 107 mil habitantes. Para ponerlo en perspectiva, países como España, con una población mucho menor, cuentan con alrededor de tres mil librerías. Esta desigualdad en el acceso se acentúa aún más cuando se observa la distribución geográfica: la mayoría de las librerías están concentradas en grandes urbes como Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, dejando amplias zonas del país —especialmente en regiones rurales o marginadas— prácticamente desiertas de libros.

 

Esta situación no solo limita el acceso a la lectura, sino que también afecta el desarrollo del pensamiento crítico, la imaginación y la capacidad de análisis de la población. La lectura es una herramienta fundamental para la formación de ciudadanos informados, conscientes y participativos. Sin embargo, cuando se convierte en un privilegio en lugar de un derecho accesible, el país se empobrece culturalmente.

 

El papel del Estado y de las instituciones educativas es clave. A pesar de esfuerzos como las ferias del libro y los programas de fomento a la lectura, aún falta una política nacional integral que incentive tanto la producción como la distribución y el consumo de libros. También es urgente apoyar a las librerías independientes, muchas de las cuales luchan por sobrevivir frente a la competencia de plataformas digitales y grandes cadenas comerciales.

Fomentar la lectura no es solo una cuestión cultural, sino también una apuesta por el desarrollo social y económico. Un México lector es un México más crítico, más informado y, en última instancia, más libre.


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