Por Pablo Cabañas Díaz
¡Imagínate una ciudad fronteriza envuelta en misterio y muerte, donde las mujeres desaparecen como por arte de magia y sus cuerpos aparecen mutilados en el desierto! Eso era Ciudad Juárez en los años 90, y en el centro de este horror estaba Abdel Latif Sharif Sharif, un egipcio que se convirtió en el monstruo más temido de México. Nacido el 19 de septiembre de 1947 en Egipto, este químico llegó a Juárez huyendo de un pasado turbio en Estados Unidos, donde ya había sido acusado de agresiones sexuales. ¡Pero nadie imaginaba el infierno que desataría!
Conocido como “El Chacal de Ciudad Juárez” o “El Destripador”, Sharif era un hombre culto y adinerado, que trabajaba en una maquiladora. ¡Pero detrás de esa fachada de profesional se escondía un depredador! En 1995, fue arrestado por el secuestro, tortura, violación y asesinato de una joven trabajadora. Las autoridades lo señalaron como el responsable directo de al menos 20 feminicidios y el autor intelectual de otros 24. ¡Sus víctimas eran mujeres jóvenes, muchas empleadas en fábricas, que caían en su trampa con promesas de empleo o romance! ¡El horror! Cuerpos violados, estrangulados y abandonados en lotes baldíos, como si fueran basura. La prensa lo apodó “El Chacal” por su astucia y ferocidad, comparándolo con un animal salvaje que acecha en la noche.
Pero espera, ¡el drama no termina ahí! Sharif negaba todo, alegando que era un chivo expiatorio para encubrir a narcotraficantes o policías corruptos. En su juicio, que duró años, fue condenado a 60 años de prisión por solo un asesinato, aunque se le atribuyeron docenas más. ¡Escándalo total! Mientras él languidecía en la cárcel, los feminicidios continuaban en Juárez, alimentando teorías de conspiración. ¿Era realmente el único culpable o parte de una red siniestra? Algunos dicen que manipulaba a pandillas locales para que cometieran los crímenes por él.
El final de este asesino llegó el 2 de junio de 2006, cuando murió en prisión por un infarto. ¡Pero su legado de terror persiste! Ciudad Juárez sigue marcada por la violencia contra las mujeres, y el nombre de Sharif evoca pesadillas. ¡Qué historia de película de terror, pero real!
