Pablo Cabañas Díaz.
Luis Suárez (1918-2003), fue un periodista español que llegó a México con el exilio después de la guerra civil que tuvo lugar en España. Comenzó su labor periodística en 1935 en la Unión Radio Sevilla y en el diario El Liberal. Participó en la guerra civil, en la que obtuvo el grado de capitán de las fuerzas republicanas. Fue líder de la Juventud Socialista Unificada y tuvo una participación destacada en las milicias republicanas. En 1939 estuvo cuatro meses en un campo de concentración en Francia, país del que salió rumbo a México. Suárez y su esposa llegaron al puerto de Veracruz el 13 de junio de 1939. El matrimonio fue bien recibido gracias a la solidaridad del gobierno de Lázaro Cárdenas con el gobierno de la Segunda República. Sólo unos meses después nacería ya en nuestro país, su hija Aurora y poco tiempo después, su segundo hijo, Luis Ignacio.
Pronto comenzaron a echar raíces llegando incluso a nacionalizarse: él en 1941 y ella en 1944. A su llegada a la Ciudad de México, comenzó trabajando de lo que pudo, representante de chocolates, comercial…, hasta que fue encaminándose de nuevo al periodismo, primero como cronista deportivo y poco después como reportero de la Asociación de Editores de los Estados, un servicio de prensa para los periódicos del interior del país como ‘La Opinión’ de Los Ángeles o ‘La Prensa’ de San Antonio. Pasó al semanario ‘Tiempo’, la revista ‘Mañana’ o ‘Siempre’, en la que ejerció como jefe de información durante 23 años. También fue columnista y escritor del ‘Diario de la Tarde’ de México y del diario ‘Novedades’; redactor del diario ‘Uno Más Uno’ y colaborador de la agencia Notimex y de la revista ‘Macroeconomía’. Desde 1982 trabajó como editorialista del diario ‘Excélsior’, para el cual también realizó entrevistas y reportajes. Durante 17 años fue conductor del programa televisivo ‘De poder a poder: Luis Suárez siempre en el Once’ y durante cinco años del programa ‘Opinión: Luis Suárez desde Cuernavaca’.
Fue de los primeros periodistas en entrevistar a Fidel Castro al triunfar la revolución cubana en 1959, y fue de los pocos que logró platicar periodísticamente con Ernesto Che Guevara y el presidente socialista chileno Salvador Allende, además de entrevistar al líder soviético Nikita Kruschev. A lo largo de su carrera cubrió acontecimientos como la invasión de Bahía de Cochinos, la revolución dominicana y la rebelión del Che Guevara en Bolivia, además de la guerra de Vietnam y los conflictos en Cercano Oriente, Afganistán y Nicaragua, entre otros.
Escribió treinta de libros, entre ellos Confesiones de Diego Rivera, España comienza en los Pirineos, Echeverría rompe el silencio, Lucio Cabañas, el guerrillero sin esperanza; Boda en Juchitán, ¿México invadido?, La otra cara de Afganistán, Cárdenas, retrato inédito; Entre el fusil y la palabra, y sus memorias Puente sin fin.
Entre los premios que recibió se encuentran el Nacional de Periodismo, en el género de entrevista, en 1979; el de la Organización Internacional de Periodistas, y cuatro galardones del Certamen del Club de Periodistas. También se hizo acreedor a la medalla Félix Elmulza, de la Unión de Periodistas de Cuba; la presea por la Causa del Periodismo Vietnamita, la orden venezolana General Francisco Esteban Gómez, y la orden del Mérito Duarte, Sánchez y Mella, que otorga el gobierno dominicano.
Luis Suárez fue un “testigo activo de la historia” del siglo XX. Fue testigo de excepción de la vida política mexicana, llegando a establecer relaciones muy estrechas con sus más destacados miembros: primero con Lázaro Cárdenas y más tarde con Luis Echeverría y José López Portillo. Periodismo y política adquirían en su figura la forma de una alianza inquebrantable. Tras la muerte del dictador Francisco Franco y el inicio de la transición democrática y ante la voluntad de presidente Echeverría de restablecer las relaciones entre México y España, Luis Suárez actuó de enlace entre el Gobierno mexicano y los principales dirigentes de la oposición antifranquista. Llegó a reunirse en 1974 con el futuro presidente socialista Felipe González que por aquel entonces utilizaba como seudónimo ‘Isidoro’.