sábado, diciembre 21, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Grandes maestros: Ignacio Asúnsolo

Pablo Cabañas

Ignacio Asúnsolo (1890-1965),  fue un escultor y profesor muy comprometido con su labor quien aportó a la escultura moderna mexicana obras monumentales de carácter nacionalista.
Al poco tiempo de nacido, su familia se instaló en Hidalgo del Parral, Chihuahua, México. Al cumplir los seis años comenzó a modelar en barro, influenciado por la destreza de su madre. Ingresó al Seminario Conciliar, pero no continuó y en 1904 comenzó a tomar clases de escultura con el italiano Pellegrini, en la ciudad de Chihuahua. Meses antes de que estallara la revolución se traslado a la capital del país e ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes.
En 1913, a causa del asesinato del presidente Francisco I. Madero, Ignacio Asúnsolo, se incorporó a la revolución y permaneció en ella por cinco años defendiendo la causa del pueblo. En el año 1918 retomó sus estudios y gracias a una beca que le fue otorgada junto a varios de sus compañeros, Asúnsolo llegó a Europa en 1919, estudió en L’Ecole des Beaux-Arts de París donde aprovechó para recoger enseñanzas e ideas de la escultura moderna.
A su regreso a México en 1921, comenzó una productiva carrera como maestro y artista, incorporó un naturalismo académico a monumentos oficiales públicos de corte nacionalista tales como el Monumento a la Paternidad (1924, Ciudad de México, Museo Nacional de Historia). Sus trabajos más ambiciosos relativos a la Revolución son el Monumento a Obregón (1933, Ciudad de México ubicado el Parque de la Bombilla), La Familia Proletaria (1934, Instituto Politécnico Nacional, en la Ciudad de México), y el Monumento a Francisco Villa (1957, Chihuahua, en la Avenida División del Norte).
La obra de Asúnsolo es extensa, y a él se deben numerosos monumentos entre los que destacan el dedicado a Fray Juan de Zumárraga en España, los realizados en la Ciudad de México a personas de gran importancia como el expresidente Álvaro Obregón, Amado Nervo, Sor Juana Inés de la Cruz, Gabriela Mistral, Justo Sierra, Emiliano Zapata, Venustiano Carranza, Primo de Verdad, la estatua de carácter monumental de Miguel Alemán Valdés, ubicada en la Ciudad Universitaria en la Ciudad de México. Además de retratar a los ya mencionados personajes realizó alegorías como la Patria en el Castillo de Chapultepec, al Trabajo y el dedicado al Héroe de Nacozari.
Asúnsolo también esculpió la estatuilla denominada Ariel con la que aún en la actualidad se premia a lo mejor del cine mexicano, la escultura original permaneció en el Paseo de la Reforma hasta 1958 y posteriormente se trasladó a los Estudios Churubusco. El nombre del galardón surgió del libro homónimo del escritor José Enrique Rodó, en el que Ariel simboliza los ideales de unidad y defensa de la cultura latinoamericana. También trató otros temas, tales como desnudos femeninos y retratos, a veces en madera o bronce, que contienen referencias al arte precolombino.
La obra escultórica de Asúnsolo es reconocida como un punto de partida hacia una escultura moderna en México. Por su obra escultórica revolucionaria y abundante, y por su influencia en la docencia sentó los fundamentos para una nueva concepción de la escultura monumental, refinada en el movimiento y de gran delicadeza técnica. En justo reconocimiento a su labor docente, y académica la Universidad Autónoma de México lo nombró profesor Emérito en 1964 y Francia le otorgó las palmas académicas, distinción concedida a muy poco mexicanos. Murió en la Ciudad de México el 21 de diciembre de 1965.

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