Pablo Cabañas Díaz.
Federico Cantú (1908 -1989) fue un pintor, escultor, grabador y muralista. Su obra destaca por su dibujo lírico, su particular uso del color y por ser una pintura clara y sinceramente religiosa pero a la vez pagana. Fue además cofundador del Salón de la Plástica Mexicana.
Estudió inicialmente en Monterrey y San Antonio, Texas, en 1922, con 14 años ingresó a la Escuela de Pintura al Aire Libre de Coyoacán en la Ciudad de México, dirigida por el también regiomontano Alfredo Ramos Martínez de quien adquirió el gusto por el color y el trazo en pequeño formato, así como la emoción por el romanticismo decimonónico y la admiración hacia la mujer como tema del arte.
En 1924, en París vivió en la Rue Delambre en el barrio de Montparnasse. A su vuelta, estudió en el taller de José de Créeft de 1926 a 1928, artista que al igual que Ramos Martínez, dejaron huella en Cantú así como, Fidias Elizondo, Mardonio Magaña y Diego Rivera. Tanto Créeft como Elizondo eran escultores, Magaña, tallador naïf retratista de la realidad y Rivera, muralista, de quien aprendió su intensidad creadora y aliento épico.
En 1929 viajó a Los Ángeles, California y expuso por primera vez en el museo Exposition Park, una año más tarde realizó su primer estancia en Nueva York, donde tuvo una muestra colectiva en Delphic Studios y en Macy’s Galleries y realizó además un nuevo viaje a París. A su regreso a México, en 1934, expuso en la Sala de Arte de la Secretaría de Educación que diría en aquél entonces el pintor Gabriel Fernández Ledesma.
En 1943 pintó los frescos de la Parroquia de San Miguel de Allende, Guanajuato, los cuales fueron destruidos o cubiertos tiempo después e ingresó como maestro a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, dirigida por Antonio Ruíz “El Corcito”, seis años después dio clases también en la Universidad de California y expuso en la ciudad de Los Ángeles.
De su obra mural se pueden mencionar Los Informantes de Sahagún en el Ex Convento de San Diego, que fuera sede de la Pinacoteca Virreinal en la Ciudad de México, así como el dedicado a la mitología griega ubicado en el frontispicio de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León y los ejecutados en residencias particulares, algunos de los cuales han sido adquiridos por el Gobierno del Estado de Nuevo León.
Entre sus relieves se encuentran los ubicados en las Unidades Independencia, Cuauhtémoc y Centro Médico Nacional de Pediatría del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en la Ciudad México; de hecho, para esta institución creó el emblema titulado Nuestra Señora del Seguro Social. Realizó in situ el bajo relieve El flechador del sol sobre la Sierra Madre en la carretera Linares-Galeana, en la zona de Los Altares del municipio de Iturbide, Nuevo León, sin embargo, se derrumbó en el 2002. Las piezas recuperadas se exhiben en un museo de dicho lugar.
Una de las magnas exposiciones retrospectivas de su producción se realizó en 1970 en el Museo del Palacio de Bellas Artes. Cantú ha sido homenajeado en varias ocasiones en publicaciones monográficas, así como en muestras individuales y colectivas como Cien años a través de cien artistas en el Museo de Monterrey en el 2000 y Arte Nuestro en el Museo Metropolitano de Monterrey en el 2005, donde fue ubicado en la sección de Pioneros en las artes plásticas nuevoleonesas al lado de Alfredo Ramos Martínez y Fidias Elizondo.
Sus obras fueron expuestas en galerías notables, por ejemplo, en la Tate Gallery y en las Galerías de Perls en E.E.U.U., en el Museo de Chicago y en México en el Museo de Arte Moderno, el Museo Amparo, Museo del Noreste (MUNE), Museo de Historia, Pinacoteca de Nuevo León, y en Italia en los Museos Vaticanos. Además se convirtió en un favorito de la coleccionista de arte estadounidense MacKinley Helm,? quien comenzó a adquirir sus dibujos y pinturas cuando Cantú era joven, y las exhibió en el Museo Metropolitano (Met), Museo de Arte Moderno (MoMA), ambos de Nueva York, el Museo de Santa Bárbara y el Museo de Arte de Filadelfia.