Pablo Cabañas Díaz.
Antonio Delhumeau Arrecillas (1942- 2010), estudió en la Facultad Derecho de 1959 a 1961 y de 1962 a 1967 en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, en donde obtuvo el título de Licenciado en Sociología con la tesis “El proceso de la comunicación social y el problema del conocimiento”, que le valió mención honorífica en 1970. Del 2007 al 2009, tuve la oportunidad de comer los miércoles de cada semana con el maestro, en el Sanborns cercano a la tienda Liverpool de Insurgentes. Semana a semana tuve la oportunidad de apreciar a un profesor universitario serio y riguroso en sus análisis , y al colega que buscó siempre el camino de la libertad. Él mismo resumió su posición filosófica en un texto de su autoría sobre “La Crítica de la Razón Dialéctica de Jean Paul Sartre en donde afirmó: “Sartre jamás se sometió a la mirada enajenante de los otros; el gran pensador francés del siglo XX fue, en su esencia, el ejemplo más confiable -de vida cotidiana y de obra— de aquello en lo cual se basa nuestra mayor responsabilidad humana: la de ser conscientemente libres a cada instante”.
Delhumeau fue un académico coherente a lo largo de su vida, tanto en sus posiciones filosóficas como en las político-intelectuales: en este último aspecto fue siempre fundamental su antiautoritarismo y la empatía que manifestó con las personas en situación de vulnerabilidad. Sobre el poder y la adicción, expresó en su libro “El Hombre Teatral”: “la sociedad contemporánea es adictiva porque vivimos un momento de ruptura con lo sagrado”. Delhumeau, expresó sus ideas en el Excélsior de Julio Scherer. Sobre la importancia de colaborar para este diario en esos años comentó: “para mí fue importante colaborar en el único momento en el que la cultura mexicana tenía un periódico digno de poder ser leído”. Señalaba también que los intelectuales, desde las distintas posiciones del espectro ideológico, hacían un esfuerzo al escribir para el Excélsior. En el periodismo resaltaba la palabra diagnóstico porque si bien, no había que olvidar que la denuncia y la legitimación son las dos caras de la ideología, frente a ello la única posibilidad para escapar de estos extremos es la capacidad del diagnóstico.
Tuvo una vida productiva e intensa, en 1974 le fue otorgada la equivalencia al grado de Doctor en Ciencia Política por el Consejo Universitario de la UNAM. En la licenciatura de Ciencias de la Comunicación en Ciencias Políticas estuvo presente desde 1967 hasta su muerte. De 1979 a 1981 fue director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Fue colaborador de la Revista de la Universidad, la Revista de Bellas Artes, Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, Estudios Políticos, Análisis Político y Este País. Fue miembro de los jurados de los Premios Nacional de Periodismo, Nacional de Administración Pública y Universidad Nacional en Humanidades. Fue presidente de la Asociación Mexicana para la Infancia y la Adolescencia (filial de la A.P.P.A.), y vicepresidente de la Asociación Latinoamericana de Sociología y Nacional de Ciencia Política. Ante todo, Delhumeau, contribuyó a hacer de la UNAM un espacio plural de reflexión, investigación, y de divulgación de las ciencias sociales.