viernes, octubre 18, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Familia LeBarón

Pablo Cabañas Díaz.

En una nueva  expresión de la inhumana  violencia que azota a México,  miembros de la familia LeBarón, fueron asesinados cuando se dirigían en caravana desde el municipio de Galeana, en el estado de Chihuahua, hacia la comunidad Bavispe, en Sonora. Los  LeBarón, son ciudadanos estadounidenses que residen en México. Estos hechos se dan en un contexto de una ofensiva  del narcotráfico después del fracaso de la intervención militar en Culiacán, Sinaloa el mes pasado. Desde 2007, se desató un enfrentamiento entre el gobierno y los grupos de la droga,  que no para y en paralelo hay una lucha armada entre cárteles. Este conflicto, involucra a diversos  grupos criminales que luchan por controlar la ruta de drogas hacia Estados Unidos por la frontera norte y otras agrupaciones menores que se disputan plazas de micro distribución y el control de otros negocios ilícitos.

Hay una estrategia del narcotráfico de presión política y social, cada vez  más descontrolada y su impacto mediático llega a niveles de lo sorprendente. En los medios de comunicación aparecen diariamente decapitados, ejecutados, mutilados, individuos disueltos en ácido, descuartizados, expuestos en la vía pública y otros encontrados en fosas comunes. Los abusos no tienen beneficios claros y consisten más bien en humillar y destruir subjetivamente a las víctimas; ya no basta con matar incluso a la población infantil, hay que desmembrar los cuerpos y ensañarse con ellos una vez asesinados.

Los grupos de narcotraficantes ejercen un poder basado en la administración de recursos, personas y poblaciones, que no tiene un centro definido de comando y control. Es un poder de gobierno que pone a raya al Estado, se beneficia de los acuerdos informales e ilegales, y renueva pragmáticamente sus objetivos y fines para ajustarse a nuevas situaciones.

Estamos presenciando día a día los ataques contra la población civil, el cierre de accesos a ciudades importantes a manos de sicarios y los desplazamientos de personas de sus hogares por el aumento de la violencia. Vivimos el deterioro del modelo de regulación del narcotráfico, propio del viejo régimen autoritario, y la expansión del mercado de drogas.  Hay, sin duda,  una relación deteriorada entre el Estado y los capos del  narcotráfico y un mercado de drogas creciente que lleva a una violencia  cada vez más extrema a nuestra sociedad.

Artículos relacionados