jueves, marzo 28, 2024

OTRAS INQUISICIONES; Estados Unidos: Racismo y pandillas

Pablo Cabañas Díaz
La Casa Blanca advirtió sobre la amenaza que supone la pandilla trasnacional de origen salvadoreño MS-13, cuyos miembros describió como “animales violentos”, en un virulento comunicado que retoma comentarios del presidente Donald Trump días atrás. El auge del racismo en Estados Unidos es un hecho que casi nadie pone en duda. Ni siquiera las Naciones Unidas, que han alertado sobre el fenómeno. Especialmente desde que la crisis económica del 2007 arruinó a centenares de familias de clase media blanca que han visto peligrar su estatus económico y social en las empobrecidas ciudades industriales. Desde entonces, movimientos supremacistas como Alt-Right y otros colectivos de la extrema derecha blanca han ido extendiendo su dominio a través de las redes, un fenómeno anterior a la llegada de Donald Trump a la presidencia, cuya elección apoyaron y cuya victoria les ha potenciado.
El racismo en Estados Unidos hunde sus raíces en la propia historia. Nadie esconde en la actualidad que el padre de la Constitución, todavía un fundamental referente democrático, Thomas Jefferson, fue un esclavista. Entre los muchos elementos para la reflexión, está el dato del aumento de los grupos de odio en Estados Unidos. Definidos como aquellos colectivos que por sus actuaciones e ideología demonizan a otros grupos de personas, según la ong Southern Poverty Law Center (SPLC), han aumentado en un 20% desde el 2014 y en un 22% si se trata de grupos nacionalistas blancos y neonazis. También han aumentado en un porcentaje aún mayor los grupos de odio hacia la población de origen  afro , debido fundamentalmente al crecimiento de incidentes raciales . Hace pocos días se celebró en Sacramento California el funeral por un afroamericano acribillado en su casa cuando exhibía un móvil ante la policía. Un incidente más.
El racismo en Estados Unidos se asocia, de hecho, con movimientos como la homofobia, la violencia sexual y de género, el machismo, el antiislamismo o el antisemitismo y el antiizquierdismo, de forma que cuando se produce un encontronazo entre ambos bandos, como el del pasado mes de agosto en Charlottesville, que asoló aquella tranquila ciudad de Virginia, da la sensación de que es producto de una tormenta perfecta a la que no son ajenos la historia, los prejuicios ni por supuesto las declaraciones de un presidente, Donald Trump, que apenas hace tres meses calificó de “mierda” los países africanos.
La ruptura de las barreras raciales – color line– de los últimos cincuenta años está sufriendo un grave retroceso ¬alimentada por los efectos de la crisis económica en algunos sectores blancos, la propagación de ideologías supremacistas a partir de noticias falsas y el acceso al poder de sectores considerados hasta hace poco marginales o simplemente a punto de desaparecer, como el Ku Klux Klan, que ahora parece reverdecer. El líder del movimiento Alt- Right fue visto durante la pasada campaña electoral apoyando al candidato republicano al grito de “Heil, Trump”, acompañado de decenas de correligionarios haciendo el saludo nazi.
Estados Unidos es un país democrático y maduro que logrará superar, sin duda, este fenómeno de reaparición del racismo. Pero sus dirigentes deben emplearse con cierta urgencia si quieren cortar la cabeza de la serpiente y evitarse males mayores.
 En este conetxto aparecieron las siguientes palabras: “Lo que necesita saber sobre los animales violentos de la MS-13”: bajo este título, la Presidencia de Estados Unidos detalla las atrocidades cometidas por el grupo, nacido en los años 1980 en las calles de Los Ángeles y exportado luego a Centroamérica.
La declaración de casi 500 palabras, en la que se menciona la palabra “animales” más de diez veces, señala diferentes crímenes de la MS-13, desde Maryland a Texas.
“Demasiados estadunidenses inocentes han sido víctimas de la violencia impensable de los animales de la MS-13”, dice el texto en su introducción.
La Casa Blanca acusa a los pandilleros de la MS-13 de “apuñalar a un hombre más de 100 veces y luego decapitarlo, desmembrarlo y arrancarle el corazón de su cuerpo”.
También ennumera abusos sexuales, secuestros y homicidios de adolescentes.
“La administración entera del presidente Trump está trabajando incansablemente para llevar a estos animales violentos ante la justicia”, concluye.
Trump denunció la semana pasada la crueldad de la MS-13 durante una mesa redonda en la Casa Blanca sobre las “ciudades santuario”, jurisdicciones llamadas así por negarse a cooperar con el servicio de control migratorio del gobierno federal.
“Estamos expulsando gente del país (…) No se puede creer lo malas que son estas personas”, dijo Trump. “Estas no son personas, son animales”, agregó, lo que provocó fuertes reacciones de legisladores.
Trump ha llamado muchas veces la atención sobre el peligro que representa la MS-13 para sembrar el miedo a los inmigrantes latinoamericanos y reforzar su argumento sobre la necesidad de construir un muro fronterizo con México para frenar el crimen organizado.
Construir “el muro” fue una de las promesas de campaña emblemáticas de Trump, pero el Congreso controlado por los republicanos financió una parte mínima de lo pedido por la Casa Blanca. Según una estimación , la MS-13 representa menos del 1% de los  pandilleros que hay en Estados Unidos.

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