Por Pablo Cabañas Díaz
Björn Andrésen, recordado mundialmente por su emblemático papel como Tadzio en la película “Muerte en Venecia” de Luchino Visconti, falleció a los 70 años en Estocolmo. La noticia de su muerte fue confirmada por medios suecos, aunque no se ha revelado públicamente la causa. Su historia es un relato que explora las complejidades de la fama y las profundas repercusiones que puede tener en la vida de una persona.
La vida de Andrésen cambió drásticamente a los 15 años cuando fue seleccionado por Visconti para encarnar al joven que simbolizaba la belleza idealizada y fatal en la novela de Thomas Mann. Visconti lo descubrió durante un casting en Estocolmo y, al verlo, pronunció la famosa frase que marcaría su destino: “The most beautiful boy in the world”. Este reconocimiento, si bien lo catapultó al estrellato internacional, también lo encasilló en un papel que definiría su vida y carrera.
El impacto de este reconocimiento fue profundo y duradero, influyendo en la trayectoria de Andrésen y en su vida personal. La fama precoz lo llevó a enfrentar múltiples desafíos, incluyendo la lucha con su identidad y el manejo de las expectativas que la sociedad le impuso. A lo largo de su vida, Andrésen trató de encontrar su lugar en el mundo más allá de la imagen que le fue atribuida. Sin embargo, la carga de ser visto únicamente como un símbolo estético afectó su bienestar emocional.
En sus últimos años, Andrésen enfrentó el síndrome de Diógenes, caracterizado por el abandono personal y la acumulación compulsiva de objetos. Este trastorno reflejaba sus luchas internas, simbolizando su continua batalla con la depresión y el sentido de pérdida personal. Su hogar en Estocolmo se convirtió en un espacio caótico, ilustrando su aislamiento y el impacto psicológico de la fama.
En 2021, el documental “The Most Beautiful Boy in the World” exploró su vida, mostrando cómo la cosificación desde una edad temprana dejó profundas cicatrices emocionales. La narrativa del documental revela a un hombre en busca de redención y comprensión, un viaje de autodescubrimiento resonante para quienes han enfrentado adversidades similares.
Björn Andrésen deja un legado complejo. Su vida, marcada por el dolor y la tragedia, destaca la importancia de ver más allá de la superficie y reconocer la humanidad en cada persona.
