jueves, noviembre 21, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Entre la estupidez y la razón

Pablo Cabañas Díaz.

Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana”. Esta frase fue atribuida al Premio Nobel de Física, Albert Einstein. En una escena de la película del mismo nombre, el científico asiste a un mitin del Partido Nazi y el orador se enfrenta al propio Einstein, este le reprocha sus pobres pero incendiarios argumentos al nazi, siendo incapaz de rebatir, lo que el científico trata de hacerle ver ante sus pobres argumentos, utilizando, eso sí, descalificaciones de grueso calibre. Ahí es cuando la película señala su famosa frase, advirtiéndole al nazi que no la olvide nunca.

Han pasado años desde aquella ficticia reunión, o quizás no tanto, a la que supuestamente asistió de Einstein y muchas diferencias pueden marcar esa época y la nuestra. Lo que no parece que haya cambiado mucho, es la capacidad y mentalidad de algunos de nuestros ricos o que aspiran a serlo, si somos testigos de sus ocurrencias.

Algunas de las ocurrencias son de lo más pintorescas, si no fuera porque de verdad asustan por ser exponentes de la infinita estupidez. ¿Cómo se puede explicar que el pasado 20 de junio, se hubiera organizado una boda con 220 invitados, en el municipio de San Pedro Garza García, en el estado de Nuevo León?. La ceremonia generó polémica en redes sociales pues se celebró en plena pandemia del COVID.

Tres días después de la ceremonia, el alcalde de San Pedro, Miguel Treviño de Hoyos, con evidente razón arremetió contra la organización de este tipo de eventos. En ese mismo municipio tres hermanas intentaron hacer videos en redes sociales luego de que su papá fue el primer caso de coronavirus en el estado. A través de Instagram, Macarena, Valentina y Paloma buscaron volverse influencer a través del dolor de su progenitor

El regidor de ese municipio, Javier González Alcántara, asegura que de esa celebración surgió un brote de COVID-19. Uno de los principales reclamos fue que en el evento ningunos de los invitados portaba cubrebocas y tampoco guardaban la sana distancia. El virus no es inteligente, no tiene conciencia ni es reflexivo. Los seres humanos poseen, en teoría, dichas cualidades. En esta crisis, donde es obligado ser prudentes, se multiplican, quienes actúan al margen de la más elemental razón.

 

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