Pablo Cabañas Díaz
La historiadora Beatriz Urías Horcasitas, es la responsable del proyecto “Historia intelectual de México en el contexto mundial (1945-1989)”, que bajo el patrocinio del Instituto de Investigaciones Históricas de laUniversidad Nacional Autónoma de México que examina los nexos que tuvieron los intelectuales mexicanos y las grandes corrientes del pensamiento europeo en el periodo que abarca de finales de la Segunda Guerra mundial hasta la caída del Muro de Berlín. Es en este contexto que apareció su artículo: Victor Serge en México, 1941-1947, en donde analiza la última novela de Serge, “Los años sin perdón”, que trata sobre el asesinato de dos antiguos camaradas cuyas trayectorias en Francia, la URSS y México se entrelazan en la trama de la obra. Víctor Lvóvich Kibálchich (1890- 1947), conocido como Víctor Serge, fue un revolucionario ruso crítico abierto de José Stalin que fue obligado a abandonar la Unión Soviética huyendo de la represión y, como tantos otros revolucionarios, falleció en el exilio mexicano.
Urías Horcasitas, menciona que los personajes centrales, de la novela son Sasha y Daria, quienes creen haber borrado sus huellas llegando a México y escapado definitivamente de los enviados de Stalin que buscaban aniquilarlos. El relato da un giro inesperado cuando un agente de Stalin encubierto bajo la figura de un explorador arqueológico estadounidense sigue su pista hasta una región rural en donde se escondían; durante una cena pone veneno en sus copas de vino sin que nadie sospeche de ello y finalmente escapa. Los críticos literarios se han referido a esta obra como “apocalíptica” en el sentido de que su núcleo temático es la destrucción generalizada al final de la segunda guerra y la percepción -con la cual el autor inicia también sus “Memorias”- de que se vivía un momento en el que no había evasión posible.
El clima de persecución y la sensación de encontrarse en un callejón sin salida en donde la muerte los alcanzaría de manera inevitable es una constante en la obra de Serge, Urías Horcasitas que este clima político caracterizó el ambiente en el que vivió una parte del exilio europeo que llegó a México huyendo del nazismo, del franquismo y del estalinismo al inicio de los años cuarenta. Se sabe que Serge, vivió en México en condiciones precarias durante la segunda guerra mundial. En México Serge escribió un diario que recoge sus reflexiones de los últimos años de su vida, editado en francés bajo el título de Carnets (1936-1947) en 2012; se trata de un diario que es a la vez intelectual, político y sentimental en la medida en que muchos de los pensamientos y deseos del autor están dirigidos hacia su tercera mujer, Laurette Séjourné (1911- 2003). Asimismo terminó sus “Memorias de un revolucionario “(1947), texto emblemático para la historia política e intelectual del siglo XX. En el prólogo a la edición española publicada en 2011, se menciona que más que “el relato minucioso y detallado de su vida” estas Memorias son una “exposición crítica de los acontecimientos históricos y sociales a los que tuvieron que enfrentarse los hombres de aquel tiempo”, un testimonio que “trata de dar cuenta y, al hacerlo así, también de rendir cuentas”.
Urías Horcasitas, menciona que la interpretación de la segunda guerra mundial fue uno de los ejes del pensamiento político que Serge desarrolló en México. Se trataba para él de un acontecimiento que había transformado el equilibrio de las relaciones internacionales y que, a pesar de haberle dado continuidad, desde ningún punto de vista podía ser comparado con la primera guerra mundial. Sostenía que la segunda guerra no había desterrado el capitalismo en Europa ni extirpado el estalinismo en la URSS. En un ensayo acerca de la publicación en inglés del diario de Serge, a partir de su análisis de la segunda guerra: “la realidad de esta guerra, de este mundo, de las diferencias radicales entre 1917 y 1940, y la decisión activa de Serge de reconocerlo, lo lleva -a diferencia de muchos de sus compañeros en el exilio- a realizar una revisión integral de su visión política”.
Llama la atención que incluso con la que había vivido en el exilio todavía tenía una percepción muy realista acerca del futuro de Europa y había dejado de esperar que una supuesta radicalización de las masas dentro de la URSS desencadenara un poderoso movimiento revolucionario a fines de la década de 1940. ¿Cuáles eran para él los cambios generados por la segunda guerra en el ámbito mundial? Identifica, fundamentalmente, las transformaciones de la estructura económica; la desmovilización de la clase obrera; la crisis del marxismo y, sobre todo, la esclerosis totalitaria en la URSS. Esta extensa cita de una entrada de su diario en septiembre de 1944 es una excelente síntesis de las convicciones y advertencias de Serge acerca de los posibles efectos de la segunda guerra mundial.
En México, Serge reflexiona sobre los los temas políticos más acuciantes introduciendo la perspectiva de la psicología y el psicoanálisis. Además de abordar el tema de la religión y de la imposibilidad de encasillarla en los límites estrechos del materialismo, las conversaciones entre Fritz Fränkel y Serge giraron en torno a la problemática de las raíces psicológicas del nazismo -“la Sangre, la Raza, el Padre”-, así como de los fundamentos afectivos del totalitarismo. Entre 1927 y 1934 el filósofo Walter Benjamin realizó, en colaboración con,Fritz Fränkel algunos ensayos con hashis, opiáceos y mescalina; los reportes de Benjamin, actor central de esa experiencia están llenos de reflexiones ideológicas y consideraciones filosóficas. La importancia del exilio de Fränkelen México es una asignatura pendiente para los historiadores.
e intelectual que existía entre Fritz Fränkel y Serge. Se enfatiza en las dificultades que tuvo Fränkel para adaptarse a México y deplora que no hubiera podido escribir acerca de su experiencia como psicoanalista y como militante de la izquierda alemana en un momento clave. Subraya en él rasgos como la inteligencia, la generosidad, así como la comprensión y la benevolencia que manifestaba hacia los demás. Sin embargo, aparte de Herbert Lenhoff, de él mismo y de algunos de sus pacientes pertenecientes a la colonia de exiliados alemanes Está enterrado en el Panteón Francés de la ciudad de México, pero como ciudadano español, siguiendo la voluntad de su hijo, ya que no podía ser enterrado como apátrida.