Edward B. Tylor, el renombrado antropólogo británico del siglo XIX, desempeñó un papel fundamental en la interpretación de las culturas mesoamericanas a través de una lente más científica y objetiva, contrastando con las visiones sensacionalistas de sus contemporáneos. Tylor, quien visitó México en la década de 1850, se mostró particularmente interesado en entender las prácticas culturales y religiosas de las comunidades indígenas, abordando sus estudios con una curiosidad académica que buscaba trascender los prejuicios prevalentes de su tiempo.
A diferencia de otros viajeros ingleses, Tylor no se dejó llevar por el mito del canibalismo que había permeado las narrativas europeas desde la época de la conquista española. Este mito, que originalmente surgió de las descripciones coloniales de sacrificios humanos rituales, fue descontextualizado y exagerado hasta convertirse en una herramienta de exotización y temor. Tylor, sin embargo, se esforzó por situar estas prácticas en su contexto histórico y cultural, entendiendo que tales rituales eran parte de complejos sistemas de creencias que merecían respeto y estudio en lugar de sensacionalismo.
El enfoque de Tylor no solo desafió las percepciones estereotipadas de México, sino que también sentó las bases para una antropología más empírica y respetuosa. A través de su obra, Tylor promovió la idea de que todas las culturas, por diferentes que sean, poseen un valor intrínseco y deben ser comprendidas en sus propios términos. Este cambio de perspectiva fue crucial en un momento en que el imperialismo europeo a menudo utilizaba narrativas distorsionadas para justificar la dominación cultural y política.
El impacto de Tylor se extendió más allá de la academia, influyendo en la manera en que los propios mexicanos comenzaron a ver su patrimonio cultural. Ante las narrativas extranjeras que perpetuaban mitos negativos, los mexicanos se embarcaron en un proceso de reafirmación cultural, reivindicando su historia y tradiciones. La obra de Tylor, al ofrecer una visión más matizada y respetuosa, contribuyó a este renacimiento cultural, alentando un diálogo más equilibrado entre México y el mundo