Pablo Cabañas Díaz/
Los bancos en México están recortando los límites de gasto de las tarjetas de crédito y elevando los estándares de los préstamos para contrarrestar un potencial aumento de los incumplimientos y los riesgos de un choque económico. En México existen distintos tipos de cartera crediticia; Créditos Revolventes, Créditos Personales y Créditos a la Vivienda. Los solicitantes de crédito, así como los clientes ya administrados por aquellas instituciones financieras en México, cuentan una calificación tanto en la originación o solicitud del crédito como en el comportamiento de la vida del crédito.
Las técnicas para la calificación crediticia surgen por la necesidad de identificar el riesgo de consumo, mientras que el segundo motivo es minimizar el porcentaje de clientes incumplidos, con ello las instituciones bancarias o crediticias optimizan sus carteras. En México, el principal instrumento de acceso al consumo son las tarjetas de crédito; existen aproximadamente 23 millones de plásticos autorizados por 24 entidades financieras. En enero, el monto de la cartera vencida en créditos al consumo llegó a 38 mil millones de pesos, cantidad que representó un incremento de 15 por ciento respecto del nivel registrado en el mismo mes de 2016. La cartera vencida en los préstamos de consumo ado fue la más alta desde la registrada en diciembre de 2014, cuando fue de 33 mil 197 millones de pesos, según los datos oficiales.
Esto ocurre en medio de ajustes a la baja en los pronósticos de crecimiento económico para el presente año. Los recortes en las previsiones se deben principalmente a la incertidumbre en la relación comercial de México con Estados Unidos, que ha propiciado que algunas empresas detengan o pospongan sus proyectos de inversión. A esto se suma el aumento en las tasas de interés que ha encarecido el costo del crédito y por otra parte está el declive en la confianza de las empresas y de los consumidores, lo que apunta a un menor dinamismo del mercado interno.
Un dato importante que se observa desde enero de 2017, es que la mayor desaceleración se observó en los créditos de nómina, que al crecer siete por ciento en el año alcanzaron la mínima tasa de crecimiento en la historia de la serie, disponible a partir de febrero de 2012. También los créditos para adquirir viviendas de interés social continuaron a la baja, acumulando 21 meses de descensos. Aunado a ello el financiamiento para viviendas de tipo residencial moderó su avance a la menor tasa en cerca de tres años. Así las cosas, los sectores de ingresos bajo y medio alto empiezan a manifestar los primeros síntomas de lo que será una caída en el consumo. En un reporte reciente, analistas de BBVA indicaron que el menor ritmo de crecimiento en el crédito a empresas puede estar asociado a la desaceleración en la economía y por efectos del tipo de cambio, mientras que en el consumo es por la cautela de los consumidores.