Pablo Cabañas Díaz
El ‘caso Noós’, también conocido como ‘caso Urdangarin’ u operación Babel, evidenció un fraude en un primer momento por más de 50 millones de euros en las cuentas de construcción del polideportivo de la capital mallorquina. Hecho que llevó al cuñado del rey Felipe VII ante la justicia española acusado de malversación, fraude, prevaricación, falsedad y blanqueo de capitales.
La investigación ha dejado al descubierto que Instituto Noós y sus filiales sirvieron para generar una actividad económica sorprendente pese a no tener ánimo de lucro. La firma de convenios de colaboración, principalmente con entidades públicas, por parte de estas empresas representadas por Urdangarin fue considerada por el juez y la fiscalía como irregular.
Conocemos por los expedientes del caso Nóos, en España, que Iñaki Urdangarín, utilizó su parentesco y el acceso a la agenda real para vender información privilegiada a empresarios. También sabemos que través de Felipe Calderón, entonces presidente, y de su secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño se abrió una ventanilla para que los empresarios españoles realizaran negocios al margen de cualquier obstáculo .
La prueba de esta aseveración es el documento firmado por Noos llamado: “informe Oportunidades de negocio en México” que consta de 30 páginas y está fechado el 7 de marzo de 2008, en el que se documenta como las “puertas” estaban abiertas para que los inversionistas españoles pudieran entraran a México directamente con el apoyo de Felipe Calderón y su mano derecha, Juan Camilo Mouriño.
Urdangarín incluso menciona la buena relación que llevaba el entonces soberano hispano Juan Carlos de Borbón con Calderón en una misiva, que envió a su cliente Eugenio Calabuig Gimeno, propietario de Aguas de Valencia (Agval) que dice: “Según nuestros colaboradores en el país, los grandes proyectos de agua pública, desarrollos turísticos y energía eólica en México se promueven principalmente a nivel federal y, por tanto, la puerta es el mismo presidente de México, Felipe Calderón, con quien la Casa Real tiene muy buenas relaciones desde su visita a España el año pasado (2007). Está previsto un nuevo encuentro con él en pocos meses en la Zarzuela” (el palacio donde reside la familia real).
Sin preámbulos Urdagain señala: “El hombre de mayor confianza del presidente es el Lic. Juan Camilo Mouriño, quien fuera jefe de la Oficina de la Presidencia de la República y hoy secretario de Gobernación”. En “el siguiente nivel de contactos” menciona al entonces director de la Comisión Nacional del Agua, José Luis Luege Tamargo; la secretaria de Energía, Georgina Kessel; el secretario de Turismo, Rodolfo Elizondo, y el titular del Fonatur, Miguel Gómez Mont Urueta.
Quien le aportó esa información a Urdangarín sobre el papel de Mouriño fue Alicia Guajardo Alatorre, directora general de NeoCity, consultoría financiera y de lobby con sede en San Pedro Garza García, Nuevo León.
Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala fueron recibidos oficialmente en el palacio real de El Pardo el 11 de junio de 2008. Calderón aprovechó ese viaje oficial para el pago de favores que se disfrazo como la nueva apertura de México a nuevas inversiones españolas, su pago fue el Plan Nacional de Infraestructuras, estimado entonces en más de 30 mil millones de euros, que incluía la construcción de carreteras, puertos, desarrollos hidráulicos y de generación de energías renovables. Incluso pese a las reticencias que encontraba entonces en México, Calderón ofreció en España abrir el sector energético, en particular Petróleos Mexicanos, lo que le ganó aplausos entre las autoridades y los inversionistas hispanos.
En la cena de gala que Juan Carlos ofreció en el Palacio Real –a la que fueron invitados los dueños de grandes grupos empresariales de España y de México–, el monarca agradeció a Calderón “la cálida acogida de México a las empresas españolas” y la “gran colaboración que ha prestado en la lucha contra el azote del terrorismo”.
Calderón respondió con un discurso en el que calificó a España de “aliado vigoroso” y “socio estratégico para el desarrollo de México”. Terminaron la velada en uno de los salones reales, cantando música ranchera con Pepe Aguilar y otorgando a José María Aznar la concesión a la empresa que representa llamada Barrick Gold de una área natural considerada sagrada por el pueblo indígena wixárika en San Luis Potosí. La operación imposición había dado sus primeros dividendos a los grandes empresarios españoles.