jueves, marzo 28, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Carlos Fuentes y el príncipe

Pablo Cabañas Díaz.
Carlos Fuentes fue uno de los intelectuales que cedieron a la tentación de acortar la famosa “distancia con el príncipe”, frase acuñada por Octavio Paz, al dar su respaldo político al presidente Luis Echeverría.  En un avión que el escritor Gabriel Zaid bautizó como “de redilas”, connotados intelectuales se incorporaron a una gira presidencial con el presidente Luis Echeverría por América Latina  en 1972, y asumieron su adhesión al régimen al adoptar la frase “Echeverría o el fascismo”, cuya autoría se ha atribuido lo mismo a Fuentes, quien se desempeñó como embajador de México en Francia, pero también al periodista Fernando Benítez, asesor del presidente.
En una entrevista en abril de 1992, Benítez respondió ante la pregunta de si había sido de Fuentes el creador de las frases y su respuesta fue clara: “Fue una expresión exacta y debo haberla repetido yo en alguna ocasión. En ese momento la situación de México era muy grave y podía haber caído en un fascismo del que nos salvó Echeverría”. Su única medida represiva y fascista fue el golpe en Excélsior”. En Excélsior “se enfrentaron los poderes de la prensa y del Ejecutivo, pero fue un único caso.”
El tema de la relación entre los intelectuales y Echeverría fue motivo de un reportaje publicado en julio de 2002 en la revista Proceso, en el marco de las comparecencias del expresidente ante la “Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado” por las matanzas de Tlatelolco y del Jueves de Corpus Christi, donde el historiador Lorenzo Meyer recordó haber recibido la invitación a la gira, pero él la rechazó.
Fue vergonzoso el acarreo. Fuentes, en un diálogo con el periodista James R. Fortson publicada en 1973 en el libro “Perspectivas mexicanas desde París”, calificó como “un gesto que sin duda le honra” el que Gustavo Díaz Ordaz se hubiese imputado toda la responsabilidad por la matanza del 68, y tras comparar a Echeverría con Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas, respondió a quienes criticaban su respaldo al ex presidente: “No acabamos de digerir nuestros traumas (…) Creo que en primer lugar el responsable único fue el presidente de la República de México. En segundo lugar, que en Tlatelolco intervino el Ejército por órdenes de la Presidencia y de la Defensa, no de Gobernación. Y en tercer lugar, que aunque Echeverría hubiese sido 100% responsable del 68, no podemos hacer una política a base de la noción cristiana del pecado original y convertirnos en estatuas de sal mirando siempre hacia atrás…”
Fortson también le preguntó a Carlos Fuentes: ¿Qué piensas tú del hecho de que los sucesos del 10 de junio de 71, pese a la promesa de Echeverría de esclarecerlos públicamente en un plazo perentorio, no se hayan aclarado? Fuentes reconoció: “Me parece una de las cosas malas de este régimen. Yo creo, en primer lugar, que el 10 de junio fue una provocación de para desprestigiar al nuevo presidente y forzarle el rumbo por el camino de la represión”. En términos políticos, según Fuentes, el problema fue resuelto. Hoy, queda la duda de sí fue correcta la respuesta de Fuentes en términos políticos, en términos pragmáticos, e incluso para salir del paso, pero lo que queda claro al paso de los años, es que su respuesta fue un error frente al juicio historia.

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