Pablo Cabañas Díaz
El 16 de agosto, la protesta feminista puso en la agenda política, las denuncias y exigencias de protocolos frente a casos de violación, acoso sexual y feminicidios. Se exige al Gobierno de la Ciudad de México, una respuesta pública en donde las mujeres afectadas sean sujetos y no objetos de las políticas públicas. Hay muchos agravios contra las mujeres. En los medios de comunicación es común observar las formas en que se asume y “normaliza” la violencia física más extrema hacia las mujeres, también se han tratado con desdén las tomas y las marchas feministas, dándole tribuna a quienes se burlan, pontifican o condenan las transgresiones de las jóvenes que marcharon el pasado 16 de agosto, cuestionando su derecho a tomar decisiones sobre sus cuerpos y sus vidas.
Cuando se realizan cuestionamientos a conductas a las que estamos habituados, las certezas tienden a derrumbarse y el terreno se torna amenazante. Es lo que ha ocurrido en los últimos días , cuando determinadas prácticas sexistas y conductas violentas hacia las mujeres en espacios laborales, en las aulas de clases fueron cuestionadas a partir de denuncias de acoso y abuso sexual, al igual que las conductas machistas de profesores ,estudiantes, jefes y compañeros de trabajo que menoscaban la dignidad de las mujeres, constituyendo parte de las violencias de género recurrentes pero invisibilizadas -esas “pequeñas humillaciones diarias.
La impunidad alrededor de violaciones y feminicidios ha llevado a las víctimas y los familiares a la búsqueda de justicia mediante la denuncia hacia las autoridades y la identificación pública de los agresores. La exhibición pública y la presión mediática han mantenido e incrementado la discusión sobre la violencia de género en las redes. De las denuncias de los delitos de violación y feminicidio se ha pasado a una discusión pública de la re-victimización y la criminalización. La acción colectiva feminista en México se ha organizado en torno a la exigencia de que se aplique el marco normativo de castigo al acoso, la violación y los feminicidios.