Luis Alberto García / Ihuatzio, Michoacán
* Llevó al máximo esplendor a su reino, y vivió de 1330 a 1420.
* Algunos autores dicen que Tariácuri fue hijo del rey Pauápame.
* Otros estudiosos e historiadores, afirman que nació de Curátame.
* Su madre isleña, Atzimba, era la hija de un pescador.
* Su abuelo, de la isla de Jarácuaro, se llamó Curiparaxán.
* Hizo la guerra para sentar las bases de la expansión.
“La historia y biografía del irecha o rey Tariácuri o Tarhiákurhi son trascendentales para comprender las culturas de los pueblos originarios de Michoacán”, escribió Fernán González de la Vara en La zona lacustre de Michoacán en tiempos de los purépechas (Editorial Larousse, 1993).
Tarhiákurhi en su lengua madre, castellanizado como Tariácuri, nació en la isla de Jarácuaro o Xarácuaro en 1330 y, huérfano al poco tiempo, fue preparado por los sacerdotes para ser un gran gobernante, educándose en las artes de la guerra, como era normal entre los hijos de los reyes.
Además de dirigir los arreglos en los templos -por eso algunos autores traducen su nombre como “Decorador”) fue un guerrero audaz y un estratega militar establecido en Pátzcuaro, urbe originaria considerada su primer centro teocrático-militar.
Al percatarse de que su poder se consolidaba, declaró la guerra a sus enemigos más cercanos, con el fin de sentar las bases para una posterior expansión, logrando así poner cerco a los ya entonces rivales de cuatro islas importantes del lago, entre ellas su natal Jarácuaro.
Tuvo un hijo de su primer matrimonio llamado Turátame, quien alentado por su madre intentó matarlo; pero ante esos hechos, Tariácuri buscó a sus sobrinos Hirepan, hijo de su primo Zetaco y a Tanganxoán I, hijo de Arámen.
Lo acompañarían hasta su muerte y serían personajes de alto perfil y relieve para la expansión del reino y señorío que se llegaría hasta Zacatula, en la costa del Oceáno Pacífico, el Bajío y Taximaróa, actual Ciudad Hidalgo, en los límites del imperio tenochca.
Entre los varios hijos del segundo matrimonio de Tariácuri estuvo Hiquíngari, que posteriormente lo sucedería tras quedar cimentadas las bases para unificar el Estado, dedicándose a instruirlo en los asuntos de la guerra y el gobierno, como a Hirepan y Tanganxoán I.
Amplió el imperio y trabajó con inteligencia para darle unidad, fomentó las artes, la religión, las ciencias y aplicó las leyes con certeza y equidad y, en conclusión, en perspectiva histórica, Tariácuri es el fundador del imperio de los purhépechas.
Con su ayuda -así lo describió González de la Vara- los cazoncis Hiquíngari, Hirepan y Tanganxoán I conquistaron los señoríos mencionados, dejaron una herencia excepcional y mostraron el camino a sus tres herederos.
Guiados por los arquitectos Lourdes Rodríguez y Cristóbal Soto -poseedores de una biblioteca de lujo situada en su estudio de la capital michoacana, en la que destacan libros de la historia de su estado en diferentes etapas, de la época fundacional a la contemporánea-, fue posible admirar el centro arqueológico de Ihuatzio en un viaje cultural inigualable
Tariácuri unificó a los pueblos del centro de Michoacán, fundando la llamada Triple Alianza con los nuevos reyes y súbditos de Tzintzuntzan, Pátzcuaro e Ihuatzio, urbe esta última con una explanada asombrosa y las yácatas con vista al lago de Pátzcuaro, utilizadas como atalayas para alertar sobre posibles ataques enemigos.
La segunda parte de la Relación de Michoacán de Jerónimo de Alcalá terminada en 1541, está dedicada a las costumbres, cultura y a la vida del héroe y soberano de un reino que desarrolló una civilización que fue breve, aunque sorprendente, cuya historia en serio debe conocerse por sus tesoros culturales y conocimientos fascinantes que dejó.
La obra fue entregada personalmente por Alcántara al virrey Antonio de Mendoza, quien la envió a Carlos V, rey de España, para ser resguardada hasta la fecha en el monasterio de El Escorial, cercano a Madrid.