Pistas falsas: una ficción antropológica, la primera novela del doctor Néstor García Canclini, relata el futuro inmediato, “que es ya nuestra realidad”, y retoma temas que han sido motivo de varios ensayos del Profesor Distinguido de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), coincidieron Ricardo Raphael y Verónica Gerber.
Situada en 2030, la obra –presentada en la librería Gandhi– narra las andanzas de un arqueólogo chino que viaja por distintas ciudades latinoamericanas, en un entorno mundial situado en el futuro y las nuevas tecnologías del momento, el imperio del ciberespacio y el dominio de las empresas transnacionales.
Gerber comentó que el personaje del arqueólogo de origen chino fue elegido cuidadosamente porque representa la posibilidad de traer el pasado al presente y, ubicado en 2030, “el círculo se cierra perfectamente si el personaje que dialoga es alguien que habla con el pasado para traerlo al presente, además de que sea el presente en el que todavía no estamos”.
La escritora y artista visual afirmó que es pista falsa en el texto una que “tiene que ver con la distopía y el tiempo”, la pregunta de fondo es cuándo se acabó el siglo XX “porque yo no alcanzo a ver dónde empieza el XXI”.
Con humor el doctor García Canclini comentó al respecto que efectivamente en el libro hay cosas que no son irreales “porque podrían suceder”; por ejemplo, que en 2030 Palestina va a ser un Estado, que en unos años el equipo de fútbol Barcelona ya no podrá jugar en la liga española, entre muchas otras aproximaciones que también tienen que ver con las tecnologías que los personajes usan para comunicarse.
Difícil “hacer una narración para 2030 imaginando cómo se van a llamar los celulares u otros aparatos que quizá desaparezcan”.
El investigador del Departamento de Antropología de la Unidad Iztapalapa describió al arqueólogo chino protagonista como alguien que viene del llamado lejano Oriente, del futuro, pero que se ocupa de lo que pasa ahora o lo que ocurrió a finales del siglo XX y principios de éste.
Es un modo de excavar en la cultura y la sociedad precedente, así como de repasar parte de la vida reciente “que no estamos acostumbrados a pensar juntos, que nos asombra por lo que existe, pero no comentamos fácilmente. Por ello estoy de acuerdo con la afirmación de que el futuro es abrir un espacio en el presente”.
No es tarea de una ficción tomar partido respecto de si corre el siglo XX o el XXI, sino visibilizar la tensión entre estos momentos: entre las partes que pertenecen al XX o al XXI, “y en efecto pienso que hay mucho del XX que permanece y con lo cual tendremos que tratar, por ejemplo, pensemos en la edad promedio de los líderes que se presentarán a elecciones”.
El periodista y escritor Raphael opinó que quien se ha internado en la obra de García Canclini sabe que su obsesión son los momentos border, los límites que transgreden las artes entre sí, los geográficos o los que existen entre el arte y la artesanía: siempre señalando límites, pero siempre construyendo puentes y narrativas.
En esta ocasión se arriesga con dos límites nuevos y distintos: el ensayista escribe novela, como si el ensayo no alcanzara y entonces la novela se presentara como opción. Esta es una obviedad, pero “es la primera vez que veo a Néstor jugando con las variaciones del tiempo”; lo que hace ahora es incursionar en ese momentoborder que puede implicar el cambio de una época a otra.
El académico de la UAM comentó que algo que diferencia la ficción del ensayo es que se evita hacer afirmaciones que puedan ser tomadas como la opinión del autor. La narración es útil para conocer y experimentar otras vías de acceso, no sólo a lo denominado sociedad, sino a las relaciones e interacciones, ya que es “tratar de aproximarnos a aquello que en el ensayo no podemos nombrar”.
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