miércoles, diciembre 4, 2024

México y Rusia fueron vecinos

Rajak B. Kadjieff / Moscú, Rusia

*Compartían la frontera en el territorio actual de EE UU
*México y Rusia están separados actualmente por más de 10 mil kms
*Hace dos siglos fueron vecinos durante veinte años.
*Esto ocurrió en territorio de la antigua en Alta California.

Tras su independencia de España en 1821, México estableció en Sonoma (Alta California) su guarnición más lejana para controlar las tribus apaches y, según algunas fuentes históricas, para vigilar lo que se llamó el Fuerte Ruso.
Pero os preguntaréis qué hacía allí el Fuerte Ruso y qué tiene que ver con los rusos. La fortaleza llamada por los estadounidenses Fort Ross (Fuerte Ruso, en español) existió en Alta California entre 1812 y 1841.
Se fundó por iniciativa de la Compañía Ruso-Americana (RAK, por sus siglas en ruso) que estaba dirigida por el comerciante Alexánder Baránov, quien hizo florecer el comercio en la Alaska rusa cuando ésta aún pertenecía al imperio zarista
Primero, los representantes de la Compañía Ruso-Americana visitaron esta región entre 1806 y 1811, y al ver que el poder de España iba aflojando, los rusos tomaron la decisión de ocupar pacíficamente la parte norte de Alta California.
En septiembre de 1812 el administrador de la Compañía Ruso-Americana fundó allí la fortaleza Ross (¡a tan solo ochenta km de San Francisco!): a unos diez kms de la fortaleza pasa el río Slavianka, que posteriormente, en 1841, los estadounidenses rebautizaron como Russian River (o Río Ruso, en español).
Hasta la fecha conserva este nombre. A pesar de que España reclamaba el territorio, esta zona no fue colonizada y, por lo tanto, pocos rusos y cien aleutianos s se asentaron allí sin mayor dificultad.
Varias fuentes históricas afirman, que los dueños directos de estos territorios fueron los indios pertenecientes al grupo kashaya-pomo, y que estos cedieron sus tierras a los rusos por tres mantas, tres pantalones, tres hachas, tres zapapicos e hilos.
Fue de esta manera como el Fuerte Ruso se convirtió en la colonia rusa más meridional, cuyo objetivo principal era suministrar productos agrícolas a la Alaska rusa, y aunque la agricultura no llegó a prosperar en estas tierras lejanas y de clima duro, los rusos se las arreglaron para desarrollar la ganadería y cultivar manzanos, perales, cerezos, uvas y melocotones.
Todo eso lo enviaban a Novoarjánguelsk (actualmente, Sitka), la capital de la Alaska rusa, y se afirma que para 1828 el lugar contaba con rusos, aleutianos e indios originarios, y para 1836 la población creció hasta trescientas personas, algunas de ellas instaladas a orillas del río Slavianka.
Las fuentes históricas afirman también que los rusos recurrían a los indígenas para hacer los trabajos más duros y les pagaban con harina, ropa o alojamiento y, a medida que iban pasando los años, las relaciones con los nativos empeoraron, aunque no hay testimonios de conflictos armados.
Las relaciones con México, tras su independencia de España, tampoco fueron fáciles. La Compañía Ruso-Americana intentaba conseguir un reconocimiento oficial de las fronteras por parte de las autoridades mexicanas, pero México se negaba a hacerlo, alegando que no había relaciones diplomáticas entre los dos países.
En 1835 el barón Ferdinand von Wrangel (presidente de la Compañía Ruso-Americana entre 1840 y 1849, y que en 1867 se opuso a la venta de Alaska) fue enviado por los rusos para firmar un tratado comercial con México.
Llegó a verse con el ministro de Exteriores y después intentó convencer al zar Nicolás I para que Rusia reconociera la independencia de México y, a cambio, el país latinoamericano reconocería al Fuerte Ruso; embargo, el soberano se opuso a esta iniciativa.
Pese a un estatus oficial impreciso, los rusos de Fort Ross desarrollaban el comercio con México de forma activa; sin embargo, ni la agricultura, ni la pesca, ni la ganadería eran suficientes para cubrir los gastos de mantenimiento de esta colonia rusa en Alta California.
Fue así como en 1839 la Compañía Ruso-Americana decidió vender Fort Ross, cuando México ya consideraba este territorio de su propiedad y, por lo tanto, no iba a pagar por tales tierras.
Probablemente los mexicanos esperaban que los rusos simplemente abandonasen este lugar, sin más; pero finalmente, en 1841 fue vendido al empresario estadounidense de origen suizo John Sutter.
Un año antes fundó la colonia agrícola y comercial en Alta California llamada “Nueva Helvetia” (o “Nueva Suiza”) y para ello adoptó la nacionalidad mexicana.
Así que Fort Ross fue vendido a Sutter por 30 mil piastras (o 42.857 rublos y catorce kópeks en plata); pero hubo problemas con el pago, y se sabe con seguridad que no se realizó en los plazos establecidos por el acuerdo (el empresario tenía que hacerlo en cuatro años).
Varias veces a lo largo de la década de 1840 la Compañía Ruso-Americana tuvo que exigir el pago a Sutter, que en 1848 adoptó la nacionalidad estadounidense, cuando California pasó a formar parte de Estado Unidos tras la guerra con México entre 1847 y 1848.
Algunos investigadores rusos ponen en duda el hecho de Sutter llegara a cerrar la deuda del todo, pues tras el descubrimiento de oro en sus territorios y la fiebre de oro que lo siguió en 1849, el empresario se declaró en quiebra en 1852.
En contra de todos los pronósticos, no se enriqueció con el preciado metal, sino que “sus tierras” se vieron invadidas y arrasadas por los ansiosos buscadores de oro que iniciaron una época de ambiciones y violencia que no se había conocido antes.
No obstante, basándose en los informes de la Compañía Ruso-Americana, la mayoría de los historiadores coinciden en que para 1850 Sutter liquidó su deuda, y además pagó a los rusos no con alimentos y mercancías, como estaba previsto inicialmente en el acuerdo, sino con oro.
En 1867, años después de vender Fort Ross en Alta California, la Compañía Ruso-Americana decidió deshacerse también de Alaska, con venta se cerró por 7,2 millones de dólares que pagó el enviado de Washington, William Seward, quien logró la adquisición de un riquísimo territorial de casi dos millones de kilómetros cuadrados de superficie.

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