jueves, septiembre 19, 2024

MATARILI

ALEJANDRA MUNGUÍA CAMBRÁN
⦁ QUÉ CURIOSITO NOS RESULTÓ. Escuchar a un porro de quinta y delincuente electoral cuestionar la integridad de la alcaldesa de Naucalpan, Angélica Moya resulta una verdadera aberración cuando él se encuentra rodeado de expresidentes municipales de esa ciudad mega señalados como Edgar Olvera, David Sánchez Guevara y la propia Patricia Durán. Nada más hay que recordarle que a diferencia de los arriba señalados y de él mismo a Moya Marín nadie la ha podido comprobar nada, aun cuando la acusan, sin prueba alguna por supuesto, de desvío de recursos o enriquecimiento ilícito y miren que le han buscado hasta por debajo de las piedras y la señora está limpia. En cambio, Sánchez Guevara estuvo en la cárcel; Edgar Olvera es investigado y no digamos de Patricia Durán que dejó un quebranto financiero de 3 mil 800 pesos y tiene en su haber más de 99 denuncias, que como es de suponer no tendrán repercusiones, pues es de Morena y la justicia estatal está en poder de dicho instituto político. El incendio que se suscitó a principios de mes en Palacio Municipal, le ha dado a Isaac Montoya el pretexto ideal para sacar su veneno, cuando en realidad sabe perfectamente que en esta era digital toda la documentación se encuentra así, que no era necesario fingir (como ellos lo hacen) un siniestro, si se hubiera querido desaparecer documentación importante hay algo que se llama trituradoras y no hacerlo tan público. Y ya que hablo de las ratas que lo rodean, ¿qué tal Ricardo Gudiño? Si, el mismo que llevó a la insolvencia a OAPAS, ahora se dice que será el director de Desarrollo Social, es algo así como poner a un alcohólico de cantinero o poner a un perro a cuidar al pollo, podrá servirse con la cuchara grande. Pobre Naucalpan, ¡cómo me dueles neta!
⦁ HAY PALABRAS QUE MATAN. Pocas son las mañaneras en las que López Obrador no se dedica a despepitar en contra de los periodistas que critican su gobierno, su actuar y sus viscerales decisiones. Ahora resulta que son corruptos, mientras que los políticos son blancas palomitas. Lo que ha hecho el macuspano es poner en el ojo del desprecio a los comunicadores que se han “atrevido” a documentar los robos cometidos en su administración. Ellos son los culpables de sus incapacidades, pues magnifican todo. La realidad es que hablamos de un hombre no sólo enojado con los medios, sino con el mundo. La realidad es que con su discurso de odio en contra de los periodistas pone en riesgo la seguridad de los mismos. Y definitivamente las palabras matan y es importante recordar que México es un país donde asesinan periodistas. Además de los señalamientos públicos, se ha denunciado que el gobierno de López Obrador espía a periodistas críticos, buscando mermar su trabajo y como forma de presión. El Comité para la Protección de los Periodistas también ha criticado el acoso y descalificación al gremio, generando un ambiente de amenaza. Desde el año 2000, 163 periodistas han sido asesinados en México y durante el sexenio de López Obrador, 43 han perdido la vida.

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